SE ACERCA EL VERANO
Un águila en un círculo, oro y azul. Y ese círculo en el agua, y el agua en la noche
Formas de lo indiscriptible, de lo que sólo puede ser mostrado de manera indirecta
Ella hace la maleta. Las gatas la echarán de menos
Ahora es cuando el lector-escritor quisiera traer aquí palabras de amor
Una música en el fondo, tan lejana
El mismo paisaje cambiante y cotidiano, la comprensión y la incomprensión
Y tener que vivir dos vidas, la falsa y la verdadera
Se olvidan letras al leer y al escribir, se pierden árboles en el trayecto acelerado
Se va hacia el paraíso y, al llegar, no hay nada
Entonces se da uno cuenta de que el paraíso era el trayecto
Se pierden letras y acentos, se trastocan palabras, se incurre en faltas de ortografía
Se matan hormigas en la fila de hormigas, se desvían a otras de su camino, se las cuenta y se las corrige y se las amontona como si fueran palabras
Se acerca el verano
Piensa el pintor que no acabará nunca el cuadro. Por exceso de colores
En los pensamientos está la hija, los vecinos, las gatas blancas y la carey
La mujer que hace la maleta y su fotografía de hace 40 años. En blanco y negro
En otras fotografías de colores, aparecen la mujer y la hija, juntas y separadas
En los pensamientos están los hermanos y uno mismo, los dibujos por desembalar y por hacer
Se pierden días de vacaciones y se ganan noches. Nada se explica
La ruleta no para de girar junto a la noria y la ola
Un proyectil atravesando en círculos casillas pintadas de oro y de azul
Sentadas sobre el águila, vuelan la mujer y la hija. En sus ojos de pájaro, la tierra está cubierta por completo con fotografías en color
Se sube más alto y los colores se transforman en campos negros y blancos
Para el jugador de ajedrez, la última partida está ganada
Se acerca otro verano, tan lejos del primero
El verano final en el mar que las fotografías no cubren
La música de fondo se va acercando y toma posiciones
Una orquesta que, a veces, permite a uno de sus músicos tocar a solas su instrumento
Ahora un piano, un violín, un clarinete, un contrabajo, una trompeta, unos platos
La gata cuyo pelaje recuerda al bronce y al carbón
También se piensa en ella, en amigos y compañeros, en los habitantes del barrio, en los viajeros desconocidos
Se piensa en todo ello de pie en la cocina. Afuera aulla un perro
Escribe el escritor una carta para ninguna maleta. Una carta para ellas, gatas, mujeres, viajeras
Y entonces se impone una pausa, algunos puntos suspensivos
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El deseo de hacer cambios en la casa, la necesidad de trasladar al exterior lo que está pasando en el interior
Los eslabones de una cadena que puede encadenar
Una pintura sobre papel que será el esbozo de una tabla que marcará la piel. Un tatuaje
Gatas desnudas. Mujeres de pelaje de marfil y de miel
La cabeza de un gato negro en una nube que tiene el perfil de una cabeza, de mayor tamaño, de una gata blanca que contiene la cabeza de un gato negro
A la mujer que hace la maleta se le dejan hojas escritas para que no pierda este árbol
Se le desea suerte, se le dibuja un beso
A la mujer y a la hija, cuando se acerca el verano
Cuando en el cielo se ve brillando una estrella amarilla
Salvador Alís.
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