domingo, 16 de marzo de 2014

LA SELVA EN UNA PIZARRA

LA SELVA EN UNA PIZARRA

     La hija de una pantera y de un león, heredera de la oscuridad, el sigilo y el poder

     El ciclo de la vida y la muerte y otra vez la vida

     La península que quiere ser continente y la isla que aún no sabe lo que quiere. En la pizarra verde oscuro, al capricho de las tizas y del borrador

     La isla tuvo un bosque, tuvo una selva, sin estar habitada

     Llegaron grandes buques y atracaron en el puerto, con sus hierros inmensos y pesados, sus chimeneas humeantes, sus tornillos oxidados

     Barcos en el puerto de la isla con sus banderas blancas al viento, barcos negros en la península

     La hija de una pantera, a veces la hija de un león. En la selva que más tarde fue bosque, deshabitada por seres humanos, en el tiempo

     En la selva donde ruinas hablan de sus descubridores y callan a sus arquitectos

     Entonces la pantera que duerme a cubierto del sol bajo los árboles, entonces la pantera que se anima en esta noche, adquiere alma

     El sigilo aconseja  medir los pasos, contar los pasos, procurar que no se interfieran unos con otros, que tracen un sendero

     Pero este sendero no tiene bosque ni selva entre los que discurrir

     Se avanza contra el sentido del agua en esta selva, sin brújula en este bosque, y la pantera observa todo lo que pasa

      De ella, su inmovilidad y su aura, contra el horizonte su silueta esbozada

     Vendrán papeles y tablas, palabras en una cuadrícula, vendrá la primavera y se acabarán las palabras

     Fuego en el verano, el ciclo de la vida y de la muerte

     Jaulas que se oxidan, cuerdas que se pudren, mar que se respira

Salvador Alís.

    


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