miércoles, 12 de marzo de 2014

APRENDICES DE JEFES

APRENDICES DE JEFES

     La vida, las circunstancias, la suerte o la mala suerte y en algunos casos su propia vocación, su deseo oculto, hacen que una persona -las coincidencias y las casualidades- pretenda vestirse con el uniforme del poder

     Se les reconoce de lejos. Tienen todos las mismas facciones y la misma actitud

     La mujer del vestido rojo actúa para la mujer a la que imita. ¿Quién la persona y quién el personaje? Entre el público: marionetas vestidas para la ocasión con chaquetas negras, camisas blancas, pajaritas al cuello

     La mujer vestida de rojo ha sido atacada por un tigre que le ha desgarrado el vestido

     Y a pesar de todo, los muslos siguen intáctos

     Modelos de jefes entre el público

     El jefe cobarde que, para serlo, necesita desaparecer, estar ausente

     El jefe predispuesto (a todo) para ser jefe

     El jefe tatuado con cráneos, cuernos, svásticas dextrógiras, lágrimas negras al borde de caer

     El jefe gigante y el jefe enano

     El jefe en sus pesadillas

     El jefe que siempre obedece

     El jefe que grita para que solo lo escuchen los pobres locos

     El jefe que no da los buenos días

     El jefe cuya mirada se vuelve cada vez más severa y más triste

     Los hilos que mueven otros desde arriba y en la oscuridad hacen sonreír a las marionetas

     Dientes blancos, camisas blancas

     Pero la pajarita es negra, una mariposa negra con las alas cortadas a la que atraviesa y sujeta un alfiler de oro

     La pajarita es negra como una cruz gamada

     El aprendiz de jefe mira hacia la superestructura y, si encuentra un espejo, se mira a sí mismo

     Dejará de ver a sus semejantes en igualdad de condiciones

     Abrirá el regalo y se encontrará con su nueva condición

     Perdido en esa isla de propensión, desconcierto y leyes desconocidas

     El jefe verdadero crea sus propias leyes

     Acordes con su naturaleza, con su destino. El verdadero jefe no obedece, no se ensimisma

Salvador Alís.

     

    

    

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario