miércoles, 31 de julio de 2013

Paco Ibañez - Lo que puede el Dinero

FRANCISCO DE QUEVEDO


Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 1580 - Ciudad Real, 1645).


PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.


Francisco de Quevedo

martes, 30 de julio de 2013

SAGITARIO

SAGITARIO

Por nacimiento soy sagitario, no piscis, no géminis, no escorpión, no cáncer...
Pero no sé si el centauro está en mi mente o en mi corazón.
La primera puede entrar en la locura azul
y el segundo ser fulminado por un relámpago verde.
Quisiera que mis pensamientos se apaciguaran progresivamente
como se apaga una vela al consumirse la cera y la mecha en un aire sin corrientes.
Y quisiera que mi corazón dejara de latir tan dulcemente
como un reloj que, sin cuerda, retrasa las saetas hasta detenerlas.
He consultado al oráculo del cangrejo de las altas montañas;
espero que me sea favorable.

Salvador Alís


Iggy Pop - Les feuilles mortes

Eva Cassidy - Autumn Leaves

Miles Davis: " Autumn Leaves"

Chet Baker's - Autumn Leaves

Laura Fygi - Les Feuilles Mortes

LAS HOJAS MUERTAS

LAS HOJAS MUERTAS
 

Me gustaría tanto que recordaras
los días felices cuando éramos amigos.
En aquel tiempo la vida era más hermosa

y el sol brillaba más que hoy.
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
¿Ves? No lo he olvidado.
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
Los recuerdos y las penas, también.
Y el viento del norte se las lleva
en la noche fría del olvido.
¿Ves? No he olvidado
la canción que tú me cantabas.

Es una canción que nos acerca.
Tú me amabas y yo te amaba.
Vivíamos juntos,
tú, que me amabas, y yo, que te amaba...
Pero la vida separa a aquellos que se aman,
silenciosamente, sin hacer ruido,

y el mar borra sobre la arena
el paso de los amantes que se separan.

Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
Los recuerdos y las penas, también.
Pero mi amor, silencioso y fiel,
siempre sonríe y le agradece a la vida.
Yo te amaba, y eras tan bella...
¿Cómo crees que podría olvidarte?
En aquel tiempo la vida era más hermosa

y el sol brillaba más que hoy.
Eras mi más dulce amiga,
mas no tengo sino recuerdos
y la canción que tú me cantabas.
¡Siempre, siempre la recordaré!


Poema de Jacques Prévert. 

(Este poema, con los títulos de "Las hojas muertas", "Les feuilles mortes", "Autumn leaves", etc., y música original compuesta por Joseph Kosma, ha conocido versiones muy diversas e intérpretes distintos, en muchos casos -creo yo- con todo merecimiento para ser escuchadas.)

SEÑORA MUNAR


Maria Antònia Munar


       A esta hora en que escribo, la Señora Munar debe estar tendida en su cama de una celda de la cárcel de Palma, a oscuras, enfundada en un suave pijama de satén o, quién sabe, desnuda por las altas temperaturas. Quizá duerma, si el somnífero ha vencido la inquietud, o quizá permanezca despierta -a pesar de todo- agitada por la extrañeza y los remordimientos.
       Una noche en una celda, eso sólo se tolera cuando uno quiere jugar al juego del asceta y, por ejemplo, reserva una habitación en un monasterio, previo pago y con derecho a una nutriente cena donde no falten perdices en escabeche, quesos de cabra, mieles exquisitas y vinos no filtrados. Pero a la fuerza, en contra de nuestra voluntad, eso es otra cosa.
       Sé de lo que hablo. En las navidades de 1975, con veinte años recién cumplidos, fui condenado a un día de prisión. El delito no fue para sentir orgullo, con el Generalísimo aún caliente y yo robando en un supermercado un pequeño frasco de champú y un queso de bola. Me detuvieron policías vestidos de gris, permanecí horas en un sótano de la DGS, me tomaron huellas digitales, me fotografiaron de frente y de perfil. Un mes después se celebró la vista, sin abogado de oficio y sin posibilidad de defensa. Y me sentenciaron a: retirada del pasaporte (no lo tenía) y prohibición de viajar al extranjero (no pude hacerlo hasta diez años más tarde), imposibilidad de pedir prórrogas por estudios para cumplir el servicio militar, una multa de 2.000 pesetas y un día de arresto mayor en la cárcel de Valencia. El día señalado, antes de entrar en la celda, me hicieron vaciar los bolsillos y la mochila, me requisaron dos libros (uno de Miguel Hernández y otro de César Vallejo); me dejaron el tabaco y el mechero, un cuaderno y un bolígrafo. Me vacunaron. No pisé el patio. No conocí a los internos. No comí. No usé el retrete. Tampoco dormí ni soñé. Cumplido el día, muy temprano y con mucho frío, volví a mi casa en autobús con una clara sensación de carencia, como si me hubieran extraido una muela, tomé una ducha caliente, un café de verdad y luego -tuve esa suerte- hice el amor sobre un cálido lecho con una adorable mujer que cerró mis pequeñas heridas. Y la vida entonces siguió su curso como si nada. Las notas manuscritas de aquel día se han perdido, igual que la sentencia con la firma a pluma del juez y los espectaculares sellos de tinta roja.
     Imagino a la Señora Munar esperando el amanecer, salir al patio, preguntándose ¿qué hice yo para acabar aquí? y sin posibilidad de fumar (no debe hacerlo) y de escribir (no sabe qué). E intentando comprender lo que le está diciendo, con lenguaje tan incomprensible, la toxicómana cuya celda comparte.
     Esta mañana me han sorprendido en la prensa las declaraciones de un tal Choclán -abogado defensor de la Señora- que en su recurso de súplica ante la Audiencia de Palma pide que le sea colocada a su clienta una pulsera telemática (a ella, acostumbrada al oro, al platino y a las piedras preciosas), "una medida excepcional por su manifiesta estigmatización", con tal de sacarla de la cárcel. Y argumenta: "desde luego, si no hay más remedio para que la señora Munar pueda acceder a la libertad el uso de este recurso excepcional deberá asumirse, toda vez que no hay mayor menoscabo a la dignidad de la señora Munar que permanecer en prisión."
       Que no se me olvide, si alguna vez soy condenado por los graves delitos previsibles, contratar al abogado Choclán.
       De manera que la pulsera telemática puede estigmatizar a quien lució tantas joyas y con tanto pavoneo, sin importarle un ápice la burla a que sometía a la gente común. Y, a pesar de ello, estaría dispuesta a soportar esa carga si de tal modo evitase el encierro. ¿Y quién no? -nos preguntamos. ¿Quién no aceptaría la pulsera a cambio de la libertad?- Pero la Señora debe sentirse especial, ella que a la menor oportunidad viajaba a París enfundada en visones para aromatizarse con perfumes chanel y gaultier y adquirir las últimas creaciones de dior y saint laurent.
       Con dos condenas que suman más de una decena de años, y varios juicios aún pendientes, lo de llevar una pulsera que la controle y señale es un mal menor frente a la privación de libertad. Durante toda su vida, hasta hace días, ha sido libre para ¿qué? No hay peor ladrón que el que roba sin necesidad, por su ambición desmedida, por el desprecio que siente por los demás.
       Choclán nos habla de la dignidad de la Señora Munar. ¿De qué dignidad nos habla? ¿De la dignidad de una política que utilizó una reducida cantidad de votos para negociar con los dos grandes partidos a cuál daba el poder a cambio del poder? ¿De la dignidad de alguien que cobraba del erario público no por gobernar ni procurar el bien ni el bienestar de los ciudadanos sino para dedicar todo su tiempo a encontrar formas de delinquir con disimulo, ingeniería financiera para quedarse el dinero de los contribuyentes con total impunidad, y a tiempo completo, y mediando suculentas comidas y viajes y ocasiones y eventos y protocolos, conspirar sin tregua para evadir impuestos y blanquear dinero sucio (negro es poco), y pagar al contado con suficientes gestos de desprendimiento y prepotencia? ¿La dignidad de acumular fortuna y privilegios sin fin a costa de los pobres?
       Lo siento, Señora Munar. Hace muchos años, usted no lo recordará, nos sentamos juntos en un cine de Palma para ver una simpática película infantil, su hijo a un lado, mi hija al otro. Entonces me pareció usted una mujer atractiva, una madre implicada que, aun siendo Alcaldesa de Costitx, se tomaba su tiempo para compartir con su hijo un rato de ocio. Lider de Unió Mallorquina, Presidenta del Consell Insular de Mallorca y Presidenta del Parlament de les Illes Balears, fue sumando cargos y poder, poder y cargos y su ambición no tuvo límites.
       A la hora de la verdad, mi hija podrá acusarme de loco, de fracasado tal vez, de no haber sido capaz de ganar mucho dinero (lo acepto), pero a su hijo ¿cómo le explicará usted que hoy suplica por una pulsera telemática?

lunes, 29 de julio de 2013

Bambino - Solamente se vive una vez

Lola Flores - Cógeme Torillo Fiero

CÉSAR AIRA


Portada del libro de César Aira Las aventuras de Barbaverde, editorial Mondadori, 2007.


       De César Aira (Coronel Pringles, Argentina, 1949) tan sólo he leído dos novelas, El mago y Parménides, y un ensayo autobiográfico, Cumpleaños. La primera, con la que me reí de veras en un momento complicado de mi vida, se la regalé en un arrebato de gratitud a mi médica (por aquel entonces), amiga y psicoterapeuta involuntaria Benjamina Hernando. La segunda (tomada en préstamo de una biblioteca pública) me descubrió el encanto de la vacuidad al tiempo que me sorprendía con una demoledora imagen en su final.
       De Cumpleaños, el único de los tres libros que conservo y al vuelvo de vez en cuando, estas citas que me vienen como anillo al dedo:

"Mi defecto principal, del que se deducen todos los demás, es la falta de un ritmo estable y previsible, en el que los hechos y las ideas fueran encontrando su lugar. Si lo tuviera, no importaría que hubiera huecos aquí y allá, porque se llenarían por sí solos."

"Mi estilo es irregular: atolondrado, espasmódico, bromista; bromista por necesidad, por tener que justificar lo injustificable diciendo que en realidad no hablaba en serio. Pero, si interviene la necesidad, entonces no es broma."

"Muchas veces me he preguntado en qué ocupa su tiempo la gente normal, cuando a mí el trabajo de seguir con vida me ocupa hasta el último minuto, y apenas si me alcanza."

"Tengo la teoría, nada original, de que la suma de experiencias particulares que uno vive a lo largo de su existencia es lo que lo hace único y distinto de todos los demás. (...) Los libros leídos, por supuesto, también son experiencias vividas, y la suma de todos los libros que uno ha leído también lo hacen único en ese aspecto."

"De lo que se escribió un día hay que reivindicarse al siguiente, no volviendo atrás a corregir (es inútil) sino avanzando, dándole sentido a lo que no lo tenía a fuerza de avanzar. Parece magia, pero en realidad todo funciona así; vivir, sin ir más lejos."

"He escrito en alguna parte, sin mentir, que no tomo ninguna precaución con mi salud o mi seguridad, porque no vale la pena. Con una vida como la mía, sería una falta de elegancia; o, dicho de otro modo, la única oportunidad de ejercer la elegancia que puede dar una vida como la mía es despreciarla, o al menos mantenerse perfectamente indiferente a su continuidad o interrupción."


MUJER CON CAMISA ATRIGRADA

Salvador Alís. Óleo sobre lienzo (81 x 65). 1988.

MUJER TIGRE 1

Salvador Alís. Óleo sobre cartón (45 x 32). 1988.

domingo, 28 de julio de 2013

MUJER TIGRE 2

Salvador Alís. Oléo sobre lienzo (65 x 46). 1989.

EL CONFLICTO

PROYECTO PARA UNA HISTORIA EN IMÁGENES









Salvador Alís. Anilinas y pinturas para cuero sobre papel. Septiembre y Octubre de 1997.

EGIPTO



LOS RECOGE-COLILLAS

Los uniformes les quedan grandes,
al menos un par de tallas, y son negros
y acumulan polvo y no han conocido plancha;
los remata una amplia gorra de plato.
No portan armas, ni un bastón,
ni esposas, ni un walkie, ni un silbato.
No sabemos cuál es su título:
si soldados o guardias, si funcionarios;
pero sabemos a qué se dedican:
recogen colillas en los templos de Luxor y Karnak,
en Abu Simbel y en los alrededores de las pirámides.
Ocasionalmente se dejan fotografiar
o hacen fotografías a los turistas
a cambio de unas monedas.
Algunos son muy viejos, se mueven con dificultad
y se parecen a los perros cansados
que dormitan sobre la arena.
Otros son muy jóvenes, casi unos niños.
Muchos de ellos no conocerán el desierto
ni navegarán por su Nilo.
Los que viven en El Cairo, disponen con suerte
de casas no acabadas en un laberinto
de ladrillos y basura,
y respiran el monóxido de carbono
de millones de automóviles desvencijados.
A duras penas pueden mirar de frente al futuro
porque el futuro, al igual que el sol,
arde allí con tanta violencia que sólo causa ceguera.
Sacerdotes y guerreros se disputan de nuevo el poder,
como en los tiempos históricos.
Pero estos humildes recoge-colillas
ya no tienen dioses a los que adorar o temer:
los antiguos, su lenguaje y su oro,
les fueron arrebatados
y descansan en museos repartidos por el mundo.
Ya no es Sejmet quien, poderosa y vengativa,
propicia una guerra fratricida,
mientras se echa de menos a la mujer con cabeza de gato
y ni siquiera quedan colillas que recoger.

Salvador Alís



viernes, 26 de julio de 2013

SÍ, HOY HA HECHO MUCHO CALOR


Salvador Alís. Fotografía de una fotografía.

JUAN BENET SEGUNDA FÁBULA






Una de las mejores fábulas que he leído en mi vida, de Juan Benet, de su libro 5 narraciones y 2 fábulas, editado en Barcelona por La gaya Ciencia en 1972.

ESTADÍSTICAS Y COMENTARIOS

Comencé con este blog el 29 de abril de 2013.
Desde entonces he publicado 109 entradas.
Ayer fueron visitadas 75 páginas y algunas de ellas varias veces.
Se puede dar el caso de que un sólo visitante vea muchas páginas distintas, y se puede dar el caso de que una sóla página sea vista por muchos visitantes.
En el último mes se han visitado 1.331 páginas y, en total, en casi tres meses, las páginas vistas han sido 2371.

Las 10 páginas más vistas fueron:
TEORÍA DE LOS JEFES
NICK BRANDT FOTÓGRAFOS 4
TIEMPO ROBADO
CÁRCELES
AMY WINEHOUSE
SADIE
LA DESCORTESÍA DE LOS LADRONES
ARTE ENCONTRADO 2 PALMA
SOLUCIONANDO LA CRISIS
LO INEVITABLE

Y las visitas se reparten por países, de más a menos visitantes:
ESPAÑA
RUSIA
ESTADOS UNIDOS
UCRANIA
ALEMANIA
SERBIA
PAÍSES BAJOS
FRANCIA
ARGENTINA
REINO UNIDO

Tengo un seguidor declarado.
Unas pocas personas han hecho comentarios, y algunos los he contestado y otros no.
Creo que se habla a mis espaldas.
Varios proyectos de amistad no han prosperado.
Ciertas sorpresas que no se dicen.
Es posible que haya asustado a quien menos quería asustar.
Me llama la atención el interés demostrado por TEORÍA DE LOS JEFES.
El último comentarista de esta página también me llama la atención.
¿Es esto un juego de role-playing game?


MARIONETAS









Fotografías de Salvador Alís. Lisboa. 23-10-2012.

martes, 23 de julio de 2013

ARTE ENCONTRADO 3 MARIENBAD




Fotografías de Salvador Alís. Hombres en el bosque. Marienbad. 08-11-2009.


LO INEVITABLE


LO INEVITABLE

Algún día no muy lejano, cuando se cierre a tu espalda la última puerta,
encontrarás de aquel lado a tu dios o a tu demonio.
Él te formulará claras preguntas que quizá sepas o no sepas contestar.
De nada servirán entonces tus números,
tus gráficos, tus estadísticas, tu contabilidad sin alma,
tus horas ganadas y perdidas. Toda la arena habrá caído
y tus manos sin tendones no podrán sujetar ya el reloj ni darle vuelta.
En esa estancia sin paredes te juzgarán interrogantes y silencios,
y el eco de las palabras y de la sombra de las palabras
volverá una y otra vez sin darte tregua.
¿Qué hiciste por tus semejantes? ¿Comprendiste el dolor ajeno?
¿Fuiste justo? ¿Qué pasión fue la tuya? ¿Y hasta dónde...?
¿Y según qué trayecto...? ¿Y a costa de quién...?
Tu dios o tu demonio será todo tu pensamiento
y las preguntas durarán más allá de lo concebible. Algún día,
tras la puerta sin medida que cerrarás con tus pasos.

Salvador Alís.



lunes, 22 de julio de 2013

CALAVERA DE DIAMANTES

Calavera de platino y diamantes de Damien Hirst.



El 31 de agosto de 2007, la Agencia EFE comunicaba desde Londres, a nivel internacional, la siguiente noticia:



"La calavera humana de platino y enteramente incrustada de diamantes del artista británico Damien Hirst ha sido supuestamente adquirida por 50 millones de libras (74 millones de euros) por un grupo de inversión no identificado. Según informa el vespertino 'Evening Standard', el artista, sin embargo, no ha querido perder todo control sobre su obra y ha puesto una serie de condiciones a los compradores. Así, la calavera, que se exhibió por primera vez el pasado junio en la galería de vanguardia londinense 'White Cube', podría viajar próximamente a varias capitales. Según el agente comercial del artista, Frank Dunphy, los compradores se han declarado dispuestos a pagar en metálico sin que se les haya ofrecido descuento alguno sobre el precio, que es el que fijaron inicialmente el artista y su galería. "La venta se cerrará dentro de tres o cuatro semanas una vez que acabamos con todo el papeleo", dijo Dunphy al diario.Como parte del acuerdo, la calavera se exhibirá en museos de todo el mundo durante los próximos tres o cuatro años. Cuando se expuso por primera vez, Hirst dejó bien claro que no le gustaría que su obra acabase en una caja fuerte sino que quería que pudiese verla mucha gente.

La obra de Hirst es una reproducción a tamaño natural de un cráneo humano en platino, completamente cubierto por 8.601 diamantes, cuyo peso, según White Cube, es de 1.106,16 quilates. La pieza fue fabricada por Bentley & Skinner, conocido joyero de la londinense Bond Street, y se dice que es el encargo de joyería más caro desde las Joyas de la Corona británica. El artista británico reconoce que su participación en las obras de arte, lo mismo pinturas que esculturas o instalaciones, es mínima: él tiene la idea y luego deja que sus "obreros" -hay más de 120 personas trabajando a sus órdenes en tres estudios- la materialicen. Hirst, de 42 años, se ha convertido gracias a sus tiburones en formol y a sus vitrinas con píldoras de colores en el más rico de los artistas británicos vivos. Se le calcula una fortuna superior a los 300 millones de euros, y el artista tiene propiedades inmobiliarias en varios lugares del Reino Unido así como en México. Las ventas de su última exposición, en los dos locales londinenses de la galería White Cube, han sumado 130 millones de libras (unos 190 millones de euros), y ello sin contar la calavera.

El círculo que rodea a Hirst tiene además una posición dominante en el mundo del arte: su marchante neoyorquino, Larry Gagosian, el coleccionista Steve Cohen (propietario del tiburón suspendido en formol) y el dueño de la galería White Cube, Jay Jopling, ocupan lugares importantes en una lista elaborada por la publicación 'Art Review'. Si el propio Hirst es el número uno de esa lista, Gagosian figura en segundo lugar, y los otros ocupan las posiciones 24 y 31, respectivamente. Jopling, dueño de la galería 'White Cube', y Gagosian, propietario de la que lleva su nombre, figuran entre los marchantes más importantes del arte actual. Jopling, hijo de un político conservador y casado con la conocida artista británica Sam Taylor-Wood, abrió su galería 'White Cube' en 1993 y pasa por ser uno de los paladines del llamado grupo de Jóvenes Artistas Británicos, junto al coleccionista y marchante Charles Saatchi. A su vez, el agente de Hirst, el citado Frank Dunphy, que representa también a otros artistas de ese grupo como Tracey Emin o los hermanos Chapman, es, gracias a su sentido del negocio, el cerebro que ha convertido al artista británico en una especie de 'marca mundial'."

CALAVERA DE GATO

Del dibujante y grabador mexicano José Guadalupe Posada.







En abril de 1986, dos o tres días después de desembarcar en Palma, alquilé una diminuta casa, la del jardinero, en el enorme jardín escalonado de una mansión deshabitada en la calle José Villalonga, en El Terreno. Naranjos y rosales y, por un lado, vistas al mar y, por el otro, al castillo de Bellver entre los verdes pinos. Aquel jardín daba cobijo a un numeroso grupo de gatos que, cada día, eran alimentados por una anciana de gran inocencia y bondad, casi una niña, llamada Gabi. Su humilde casa, frente a la mansión, era una de tantas casas de Diógenes, llena de basura hasta los techos -según opiniones-, o de tesoros hallados y recuerdos de una larga vida cuya conservación era indispensable. Más tarde supe que fue la esposa de un cirujano famoso, y que la fortuna heredada era considerable; así podía permitirse el lujo de acudir en taxi cada mañana a una carnicería en el centro de la ciudad y compar varios kilos de carne cruda y picada -solomillos de cerdo y ternera- para dar de comer a sus gatitos. Por no faltar a la verdad diré que Gabi, desde luego, olía mal, pero ese mal olor lo compensaba con su belleza y generosidad, rodeada siempre de un aura que, a mis ojos, la magnificaba y redimía. A Gabi me la presento mi nuevo vecino, César, que -al igual que yo- ocupaba una diminuta casa, la del chófer, en el enorme jardín escalonado, un nivel por encima del mío, de la mansión deshabitada en El Terreno. César había nacido en Cartagena, emigrado a Düsseldorf, amante de una dómina alemana que, cusiosamente, también se llamaba Gabi, propietaria de una agencia de modelos (en realidad, un negocio de prostitución sadomasoquista) frecuentada por importantes empresarios, banqueros y políticos, un especialista -como a él mismo le gustaba definirse- en luz y sonido, cinturón negro de kárate y bebedor de largura y aguante. En aquella época, César trabajaba para la discoteca Tito´s, y con él, además de apoteósicas borracheras, fumé "campanillas" antes y después de presentar proyectos de ocio a Tolo Cursach. Descubrí ese verano que César se acostaba algunas tardes con Gabi, pero no con la dómina sino con la anciana, aunque estoy seguro que entre ellos no hubo sexo sino otra cosa que no podría definir. Entre los gatos encontré uno especial al que llamé Tristón, de color marrón y blanco, no muy grande, más bien pequeño, y aquejado de un cáncer que le había devorado media cara. Enfermo y más débil, era marginado siempre por los demás, rechazado en el festín de los solomillos, apartado al rincón más inhospito del jardín; por eso, cada noche, yo lo dejaba entrar en mi casa y lo alimentaba pacientemente con arroz hervido, pollo, sardinas o salmón; y le preparaba una cama con periódicos y trapos, y le hablaba dulcemente y le acariciaba el lomo, la nuca y detrás de las orejas. Tristón no superó el invierno, debió morir a finales de febrero o pincipios de marzo (meses de la muerte) de 1987. Lo enterré al pie de un naranjo amargo. Algún tiempo después, cuando la Gabi anciana-niña también había muerto y la Gabi dómina abondonó a César, un perro fantasma -al que nunca vi- escarbó la tierra al pie del naranjo amargo y desenterró la calavera de Tristón. La encontré una mañana gélida brillando como una pequeña luna en el suelo. No sé qué me impulsó a meterla en un recipiente lleno de salfumán. Luego de unas horas, su blancura era más intensa. La conservé mucho tiempo, en aquella y en otra casa, sobre muebles junto a mi cama, como prueba y recordatorio de que la muerte es tan cercana y tan natural como el inolvidable aroma, ácido, amargo y penetrante, de aquel jardín difuminado ya en el tiempo. Con alguna mudanza, la pequeña calavera se perdió, pero la imagen de Tristón es poderosa.


domingo, 21 de julio de 2013

ROSTROS 11 MARGUERITE DURAS




"Un escritor es algo extraño, es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruído."

"Ningún ser humano, ninguna mujer, ningún poema, música o pintura pueden sustituir al alcohol en el poder que le da al hombre para ilusionarse con una creación auténtica."

"Alrededor de la persona que escribe libros siempre ha de haber una separación de los demás, una soledad. Es la soledad del autor, la soledad de escribir."

"El alcohol no consuela, no llena ningún vacío sicológico, sólamente sustituye la carencia de un dios. No conforta al hombre. Por el contrario, acrecienta su locura y lo transporta a las regiones supremas donde es dueño de su destino."

No sé qué es un libro. Nadie lo sabe. Pero cuando hay uno, lo sabemos. Y cuando no hay nada, lo sabemos como sabemos que existimos, no muertos todavía."
Marguerite Duras






MÚSICA RUMANA


 


 

De Adriana Antoni, "Cu un sarut":

http://www.youtube.com/watch?v=MuzhXC067aI


Y con Gheorghe Zamfir, "Oare ce sa faci in viata":

http://www.youtube.com/watch?v=IyuzoT5WSJc








De Gabi Lunca, "Da mama cubiciu-n mine":

http://www.youtube.com/watch?v=vHJPk2p8Xzk

Y "Un parinte poata creste":

http://www.youtube.com/watch?v=mqTqRb1JjQw


sábado, 20 de julio de 2013

FRANCISCO RUIZ

Francisco Ruiz. Los hechos. Ediciones Garmas. Valencia. Torreta Books. 2004.



































       Ayer compré varios libros de segunda mano; entre ellos Dama de Porto Pim de Antonio Tabucchi y Las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda. El primer título era desconocido para mí, aunque me atrajo su portada (una marioneta siciliana con forma de sirena) y el grato recuerdo de la única novela de Tabucchi leída hasta la fecha (Nocturno hindú). De Castaneda, sin embargo, conozco la mayoría de sus obras, y Las enseñanzas -en concreto- ya las frecuenté en 1977, justificándose la compra actual en una voluntad de reposición, pues aquel volumen desapareció de mi biblioteca en fecha indeterminada.
       Por la noche leí los prólogos de ambos libros, uno del propio Tabucchi y el otro de Octavio Paz. Y los dos me hicieron recordar a un poeta amigo, raro y genial: Francisco Ruiz, del que hoy quiero presentar una breve selección de sus poemas.
       En el prólogo a Castaneda, Octavio Paz escribe: "Hace unos años me dijo Henri Michaux: "Yo comencé publicando pequeñas plaquettes de poesía. El tiro era de unos 200 ejemplares. Después subí a 2 mil y ahora he llegado a los 20 mil. La semana pasada un editor me propuso publicar mis libros en una colección que tira 100 mil ejemplares. Rehusé: lo que quiero es regresar a los 200 del principio." Es difícil no simpatizar con Michaux: más vale ser desconocido que mal conocido. La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver." Si estoy en lo cierto (y si no, el autor ya me corregirá), los dos libros de Francisco Ruiz son autoediciones de modesta tirada, y no creo que haya tenido muchos lectores; pero si en algunos ha causado la misma honda impresión que a mí me causó, al igual que Michaux mi amigo puede darse por satisfecho.
       Por su parte, Tabucchi cita en su prólogo al anterior prologuista: "Debo a la sugerencia de Octavio Paz de que los poetas carecen de biografía y de que su obra es su biografía, el haberla relatado (la vida de Antero de Quental, excelso e infeliz poeta que midió los abismos del universo y del espíritu humano...) como si se tratase de una vida imaginaria." Y de nuevo aquí tengo que pensar en Francisco Ruiz porque apenas nada sé de él directamente, a excepción de que conocía, cuando yo lo conocí, a Thomas Bernhard, que su caligrafía es suelta y elegante como si la tinta apenas rozara el papel, que pinta pequeños cuadros impresionistas con flores luminosas y limones amarillos, que es bibliotecario en el pequeño pueblo de Valencia donde yo viví durante mi infancia y adolescencia, que su trato es delicado, respetuoso y benigno, y que en el formato de sus libros destaca el blanco y el negro -lo esencial en la escritura.
       Todo lo demás -su intimidad y su pensamiento- queda contenido y explicado en su poesía.
       Si yo fuera editor, no dudaría en ponerme en contacto con él (fruizcarr@yahoo.es) y proponerle al menos una edición de 200 ejemplares de sus nuevos poemas o de una antología de los ya escritos.
      
Francisco Ruiz. Samsara. Ediciones Garmas. Valencia. Torreta Books. 2007.






































De Los hechos:


LOS TIEMPOS pasan tan rápidos
que no son ya las fotografías
las que amarillean
por la luz insidiosa
o el oxígeno
o la humedad
o la obscuridad
que acumulan los años
no
son las propias tardes
i las calles
i las ropas
     i los discursos
i los libros
                         i los gustos de ahora mismo
los que aparecen amarillos al minuto
avejentados al instante
es más: son los mismos rostros
de las gentes
los que al momento parecen
viejos daguerrotipos
i la realidad misma se presenta
por la gloria de qué cosa
como una primitiva película
donde todos corren
rara i velozmente
por el salto de los fotogramas


ES tan fácil morir
e la muerte tan dulce
e tan cierta
e tan descansada

Es tan difícil engarzar los latidos
e tan ruinoso
e tan mortal
e tan futil

Que uno elige el trabajo
el sístole
la diástole
el esfuerzo:
la vida


NAO existe a vida
solo existen as provas da vida

nao existe o amor
solo existen as probas da amor

nao existe a morte
solo existen as probas da morte

nao existe o cosmos
solo existen as probas do cosmos

nao existe Europa
solo existen as probas de Europa

nao existes tu
solo existen as provas da nada.


De Samsara:


ASÍ como el lodo
reposa en los oscuros
cimientos del agua.

Así como el limo
resbala en el filo
de las navajas.

Así como las pistolas
sueñan el fuego podrido.

Así como reptan 
las orugas en el lecho
mullido da selva.

Así como se trama la ruina
i
la sangre crea
un reguero de espanto
i
los caballos rematan
su folía en una
estampida de establo
i
los relojes se despiden
del tiempo.

Así
bueno
así


LA MUERTE de los 
                              gorilas
tiene algo de narcótico
                              i gentil
que sorprende a las
                              muchachas
tiene algo de melancólico
                              i doloroso
que las hace vibrar
                              estupendamente
en los lugares
más recónditos
tiene algo de pérfido
                              e saludable
                              e humano
que hace sonreír
                              i gozar
                              i volver a lo mismo
aunque lo mismo sea
esta ruina
apuntalada por la sicofarmacopea:

                              era eso

                              i el aire de ciertos hospitales


ME APOYÓ  en el borde
de la mesa:
me fue desabrochando

el cinturón

la porteñuela

descansó

se arrodilló:

i yo miraba
por la ventana del jardín
magníficos

milagrosos

levitando

los colibríes


ALIMÉNTATE de miseria
e tendrás miseria

aliméntate de ruindad
i serás ruin

aliméntate de miedo
e temerás

aliméntate de pornografía
i serás pornógrafo

aliméntate de libertad
e tendrás alas

aliméntate de falacias
i mentirás

aliméntate de odio
e tendrás odio

aliméntate de amor
i serás libre