AJUSTE DE CUENTAS
Todos cometemos errores
Fue una muerte rápida. 10 ó 15 minutos y se acabó. El jefe de los responsables de los coordinadores de los conductores te dice a las 21:30 que tiene que darte una mala noticia
Piensas si esa mala noticia se refiere a ti, a tu familia, a tus amigos..., porque una mala noticia no se le da a alguien si no le incumbe
Te dice que a las 22:00 te necesita en su despacho, como testigo, para despedir a un trabajador
Preguntas por su nombre
Y cuando sabes su nombre, preguntas por qué
La respuesta evita compromisos personales. La Empresa no lo quiere
Esa simplicidad oculta un secreto
Algo que pasó hace 6 años
Lo de la noche del viernes fue una venganza tardía, el capricho de la devolución de una ofensa, el precio del rencor
No olvidarás sus ojos cuando, después de haber golpeado la puerta y pedir permiso para entrar, te sentaste junto a él y vuestras miradas se cruzaron
Ya otras veces en el pasado viste ojos como los suyos
Le dirías que el jefe de los responsables de los coordinadores de los conductores te comunicó la noticia a las 21:30, que preguntaste por su nombre, que preguntaste por qué
Su mirada indica que podría creerte o no creerte
La sorpresa, la frialdad, el miedo, la incomprensión y la iluminación están en los ojos
Un hombre le corta a otro hombre la cabeza. Muerte súbita
Cinceladas en la catana las palabras "ahora" y "nadie" y "no" y "nunca". La mano que la empuña es invisible
Una mujer vestida de gris se esconde tras las cortinas
Te sorprende que él no lea los documentos que le presentan para que los firme
Firmar documentos sin leerlos es una costumbre cada vez más extendida, un error
La mano fácil y siempre visible que firma esos documentos
Se le paga a alguien para que desaparezca, se compra su ausencia. En los ojos el brillo de
Monedas de oro señalando el camino. La cocina está ardiendo y envueltos en llamas: el lavavajillas, el fregadero y el gato. Un gato negro
En el despacho del jefe que, a su vez, tiene un jefe que tiene un jefe..., hay una tercera persona en un rincón, junto a una mesa, bajo una luz
Un gato negro ardiendo, envuelto en llamas y moviéndose muy lenta y majestuosamente
A las 21:45 incumples tu promesa de guardar silencio
La víctima tiene derecho a ser la primera persona en saberlo
Pero tú no le llamas a él, llamas a un cómplice
Haces una llamada con el móvil. La responsabilidad de dar un consejo te abruma
Una voz reconfortante te dice que te escucha, te comprende, te anima, te ayuda
El procedimiento a seguir es rutinario
Se debe tener paciencia con el dinero. Firmar el primer documento, no firmar el segundo, confirmar el tercero
Atención a la fecha y a la hora. Tomarse un tiempo
Leer y pensar pueden ser actividades compatibles
Recordarás que tuviste con él diferencias y encuentros. Meses sin hablar, sin un saludo. Y luego en el coche hasta tu casa, jamás hasta la puerta
La prepotencia, la burla, el desprecio
Cuando tu llegaste, él ya estaba. Permiso para entrar
Con independencia de la afinidad, te han impresionado la venganza tardía, el capricho de la devolución de una ofensa, el precio del rencor
Alguien hace su ajuste de cuentas, pero el nombre no se menciona
El anonimato suplanta al destino
Calurosas tardes de agosto en que él te miraba y tú lo veías, conduciendo un coche de la Empresa, gafas de sol y aire acondicionado
Y recuerdas el asombro de saber que tenía muchos enemigos
Siempre del lado de los más débiles. El asombro de sus calificativos
Para ti la escritura de estas líneas demuestra el impacto
La mujer vestida de gris, que se esconde en las cortinas del decorado de este teatro, le entrega con disimulo al jefe la catana
El condenado tiene como defensa sus ojos
Importa tanto la mirada
No dirás que te importa. Cada cual tiene su escala de valores
Dirás que la venganza es un plato que se sirve frío, algo que ya se cocinó en el pasado. Un gato negro ardiendo y envuelto en llamas
No olvidarás nunca esa mirada
Sin leer este documento, lo firmas y desapareces
Todos cometemos errores
Salvador Alís.
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