lunes, 31 de marzo de 2014

SE ACERCA EL VERANO

SE ACERCA EL VERANO

     Un águila en un círculo, oro y azul. Y ese círculo en el agua, y el agua en la noche

     Formas de lo indiscriptible, de lo que sólo puede ser mostrado de manera indirecta

     Ella hace la maleta. Las gatas la echarán de menos

     Ahora es cuando el lector-escritor quisiera traer aquí palabras de amor

     Una música en el fondo, tan lejana

     El mismo paisaje cambiante y cotidiano, la comprensión y la incomprensión

     Y tener que vivir dos vidas, la falsa y la verdadera

     Se olvidan letras al leer y al escribir, se pierden árboles en el trayecto acelerado

     Se va hacia el paraíso y, al llegar, no hay nada

     Entonces se da uno cuenta de que el paraíso era el trayecto

     Se pierden letras y acentos, se trastocan palabras, se incurre en faltas de ortografía

     Se matan hormigas en la fila de hormigas, se desvían a otras de su camino, se las cuenta y se las corrige y se las amontona como si fueran palabras

     Se acerca el verano

     Piensa el pintor que no acabará nunca el cuadro. Por exceso de colores

     En los pensamientos está la hija, los vecinos, las gatas blancas y la carey

     La mujer que hace la maleta y su fotografía de hace 40 años. En blanco y negro

     En otras fotografías de colores, aparecen la mujer y la hija, juntas y separadas

     En los pensamientos están los hermanos y uno mismo, los dibujos por desembalar y por hacer

     Se pierden días de vacaciones y se ganan noches. Nada se explica

     La ruleta no para de girar junto a la noria y la ola

     Un proyectil atravesando en círculos casillas pintadas de oro y de azul

     Sentadas sobre el águila, vuelan la mujer y la hija. En sus ojos de pájaro, la tierra está cubierta por completo con fotografías en color

     Se sube más alto y los colores se transforman en campos negros y blancos

     Para el jugador de ajedrez, la última partida está ganada

     Se acerca otro verano, tan lejos del primero

     El verano final en el mar que las fotografías no cubren

     La música de fondo se va acercando y toma posiciones

     Una orquesta que, a veces, permite a uno de sus músicos tocar a solas su instrumento

     Ahora un piano, un violín, un clarinete, un contrabajo, una trompeta, unos platos

     La gata cuyo pelaje recuerda al bronce y al carbón

     También se piensa en ella, en amigos y compañeros, en los habitantes del barrio, en los viajeros desconocidos

     Se piensa en todo ello de pie en la cocina. Afuera aulla un perro

     Escribe el escritor una carta para ninguna maleta. Una carta para ellas, gatas, mujeres, viajeras

     Y entonces se impone una pausa, algunos puntos suspensivos

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     El deseo de hacer cambios en la casa, la necesidad de trasladar al exterior lo que está pasando en el interior

     Los eslabones de una cadena que puede encadenar

     Una pintura sobre papel que será el esbozo de una tabla que marcará la piel. Un tatuaje

     Gatas desnudas. Mujeres de pelaje de marfil y de miel

     La cabeza de un gato negro en una nube que tiene el perfil de una cabeza, de mayor tamaño, de una gata blanca que contiene la cabeza de un gato negro

     A la mujer que hace la maleta se le dejan hojas escritas para que no pierda este árbol

     Se le desea suerte, se le dibuja un beso

     A la mujer y a la hija, cuando se acerca el verano

     Cuando en el cielo se ve brillando una estrella amarilla


Salvador Alís.

    

    

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