APRENDICES DE JEFES
La vida, las circunstancias, la suerte o la mala suerte y en algunos casos su propia vocación, su deseo oculto, hacen que una persona -las coincidencias y las casualidades- pretenda vestirse con el uniforme del poder
Se les reconoce de lejos. Tienen todos las mismas facciones y la misma actitud
La mujer del vestido rojo actúa para la mujer a la que imita. ¿Quién la persona y quién el personaje? Entre el público: marionetas vestidas para la ocasión con chaquetas negras, camisas blancas, pajaritas al cuello
La mujer vestida de rojo ha sido atacada por un tigre que le ha desgarrado el vestido
Y a pesar de todo, los muslos siguen intáctos
Modelos de jefes entre el público
El jefe cobarde que, para serlo, necesita desaparecer, estar ausente
El jefe predispuesto (a todo) para ser jefe
El jefe tatuado con cráneos, cuernos, svásticas dextrógiras, lágrimas negras al borde de caer
El jefe gigante y el jefe enano
El jefe en sus pesadillas
El jefe que siempre obedece
El jefe que grita para que solo lo escuchen los pobres locos
El jefe que no da los buenos días
El jefe cuya mirada se vuelve cada vez más severa y más triste
Los hilos que mueven otros desde arriba y en la oscuridad hacen sonreír a las marionetas
Dientes blancos, camisas blancas
Pero la pajarita es negra, una mariposa negra con las alas cortadas a la que atraviesa y sujeta un alfiler de oro
La pajarita es negra como una cruz gamada
El aprendiz de jefe mira hacia la superestructura y, si encuentra un espejo, se mira a sí mismo
Dejará de ver a sus semejantes en igualdad de condiciones
Abrirá el regalo y se encontrará con su nueva condición
Perdido en esa isla de propensión, desconcierto y leyes desconocidas
El jefe verdadero crea sus propias leyes
Acordes con su naturaleza, con su destino. El verdadero jefe no obedece, no se ensimisma
Salvador Alís.
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