sábado, 30 de julio de 2016

TRES ESTRELLAS

TRES ESTRELLAS

Poema para Pablo.

En la tarde de ayer, bajo un azul puro y un sol paciente y cegador,
el relato de Pablo sobre encuentros fortuitos en la mañana:
tres mujeres distintas y un solo nombre, Esther.
Mujeres sucesivas, oficios terrestres;
sobre la superficie de los acontecimientos: nada extraordinario
por ahora, pero sí una casualidad tras otra,
altamente improbables y por lo tanto inquietantes.
Esther, nombre hebreo que deriva del babilónico Ishtar,
significa “estrella”. Y es innegable que hubo un itinerante azar
guiado por tres estrellas unidas. Que uno trate
con una mujer llamada Esther no es sin embargo significativo;
que, acto seguido, otra Esther se cruce en el camino
ya es coincidencia digna de mención; y que, poco después,
una tercera Esther aparezca en la mañana,
bajo un azul puro y un sol paciente y cegador,
roza lo imposible y se convierte en símbolo y en enigma.

Tres estrellas pueden únicamente formar dos figuras:
una recta o un triángulo, según su disposición en el espacio.
¿Augurios de buena suerte? ¿Elección de otro destino?
¿Indicadores de un cambio luminoso?
Esos encuentros estelares de Pablo, reales o ficticios,
bien los quisiera yo para mi vida. Él sabe
-tan certeramente como yo- que vivir es complejo;
que es difícil ser lo que se es y, más aún, lo que se pretende ser;
que los desafíos resultan en ocasiones inadmisibles;
que la tristeza o la decepción surgen de repente
como tormentas de verano; que amar exige “amar”,
ir más allá de lo convencional y de lo cotidiano.

El triángulo delimita un lugar encerrado en sí mismo;
la línea recta es una flecha lanzada hacia lo desconocido.
Ishtar es la diosa del amor y de la guerra;
la acompañan dos monos, que imitan al ser humano,
y dos lechuzas, que lo contemplan.
Que tres estrellas se muestren en la mañana
es sin duda un hecho maravilloso, una llamada que requiere
-de quien ha visto esas estrellas- 
emprender un doble viaje:
hacia el interior, a través de su propio universo de tres lados,
y hacia el exterior, siendo la punta de la flecha lanzada.
Después de la aparición de tres estrellas, bajo un azul puro
y un sol paciente y cegador, el viaje es necesario
para hallar la explicación de tal maravilla; pues todo conflicto,
suerte, desgracia y solución, se encuentran en ese lejano cielo
donde las visiones son tan abstractas en su claridad
como oscuras en su cercanía.

Salvador Alís.

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