miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA CARA

LA CARA

     Mi cara está siendo atacada por algo que desconozco...
Tal vez sea la muerte o una enfermedad extraña... El calor la altera,
el hielo, el agua... Y de nada sirven cremas ni cosméticos...
Las hojas de afeitar la ponen siempre frenética... Tal vez sea la venganza
de mi pasado o de mi futuro, de una culpa no resuelta y guardada
-creyéndola a buen recaudo- entre las sábanas...
Venganza de la noche o del espejo...,
venganza de los placeres disfrutados..., de los paseos contra el tiempo...
  
     Mi cara no soy yo pero se me parece... En ella estoy sin estar
y en ella veo lo que no quiero ver...

     Mi cara que se rompe en mil pedazos como frágil máscara...,
que aulla sin aullar como animal sin esperanza... Ha llegado a su fin
una piel hecha de caricias y de talco... Aquella suavidad
y esta rareza... Y de nada sirven las pinturas ni las fotografías
a contraluz..., de nada el dormir, ni el zumo de naranja ni la sal...
Al despertar se abren las grietas y se dibujan a sí mismas
con un atropello que reduce toda posible defensa...

     Un alfabeto de otra época..., herencia merecida..., tierra seca
que bajo el sol de esta vida se agota y se fragmenta...
Una cara que se llena sin querer de puntos suspensivos...

     Vivir con esta cara, como si no fuera posible vivir con otra...
La enfermedad de mi cara es una mentira
que aún no ha aprendido a mentir con su verdad...

Salvador Alís.




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