viernes, 18 de diciembre de 2015

HABLAR A DESTIEMPO

HABLAR A DESTIEMPO

     De qué puede uno quejarse, dudar, ser inquietado..., si al final
se tiene junto a uno una mujer y una hija, ancla y vela...
     El pequeño barco o la silueta del pequeño barco que contemplamos
desde la playa...
     Y el ancla fija al barco y lo detiene, le da seguridad...
     La vela, henchida por el viento, impulsa y da velocidad...
     De qué puede uno quejarse... Palabras a destiempo.

     Pintar ese horizonte. Ese barco o la silueta de ese barco
que en el horizonte -ancla y vela- se ha detenido y sin embargo avanza...
     Ir a un extremo del cuadro, alejarse, estar aún allí, pero en la distancia...
     De qué puede uno quejarse si los delfines, la luna sobre el mar,
la misma estela plateada que se pierde a nuestro paso...

     Ayer en la tarde-noche cayó la niebla sobre el aeropuerto...,
uno no se explica como los aviones pueden aterrizar y despegar...
     Hoy la niebla es de color rojo y ha caído sobre el centro de la ciudad...
     La niebla y el humo no son valores absolutos...
     Cuando la niebla es roja no hace frío...
     De qué puede uno quejarse.

     Algunas entradas, según las estadísticas, tuvieron más éxito que otras...
     Las más visitadas, según orden caprichoso:
en décimo lugar quedó Thomas Bernhard..., las pinturas de Leonora Carrington
y las fotografías de Sebastiao Salgado merecieron el primer y segundo lugar...,
mi admirada Selena Quintanilla es la cuarta en la lista..., la Teoría de los jefes
-mi único texto en este decálogo- tendría el número siete...,
Muñecas el número seis..., los Proverbios indios el ocho...,
en quinta posición estarían Los gatos de Louis Wain...,
Jan Saudek con el número nueve...,
y para mi sorpresa, una entrada de anteayer, un video donde música y baile
se combinaban, un fragmento de filmación
donde Saksi Sbong lucía un ceñido vestido verde..., resultó tercera.

     He hablado a destiempo, y contra el tiempo, y antes de tiempo
y cuando ya era demasiado tarde...
     Tengo voces para eso, para cualquier compromiso o distorsión...,
pero tengo que vivir con mil voces que me hablan...,
no estoy seguro de que se entienda lo que alguien acaba de decir...

     De qué puede uno quejarse si la casa se mantiene en pie...,
si la hija y el yerno vienen mañana a comer..., si por el comedor volarán
colibrís..., si las copas de vino blanco están llenas...
     De qué puede uno quejarse a los sesenta años..., de qué
cuando domina varias palabras extranjeras: time lapse o riesling
o elafi por ejemplo...
  
     Un año que se termina y presenta un panorama que no ilusiona...,
enfermedad y muerte en este año -cosas naturales-,
desafíos y conspiraciones..., amores que se acercan y se alejan...
     Y el balance, a pesar de todo, es positivo..., la niebla es roja...
      Pero la niebla y el humo no son valores absolutos...

     Bajo la niebla, en el centro de la ciudad, en bares de mala muerte
se encuentran camareras vestidas de negro
por deseo expreso del contratador...,
y en la calle que atravieso cada día, bajo farolas que no iluminan,
prostitutas negras me dan las buenas noches...

     Espero que el hermano comprenda lo que es hablar a destiempo...,
si comprende la física y las palabras de la física...,
algunas esperanzas no se pierden porque abre a los gatos
las puertas de su jardín...
     De qué puede uno quejarse si las cuñadas son besos en el aire...,
si los sobrinos y los hijos de los sobrinos..., si al final
todo vuela...

     De haber nacido en otro tiempo, en otro lugar..., de no haber nacido...
     Desde luego el lienzo tendrá que comprarse...,
y hacer una buena caja de madera, con bisagras de acero
y un cierre solo para ella...
     En el interior palabras y más palabras, cuadernos, notas, cartas,
algún libro, algún ángel de la guarda...
   
     Sobre ángeles y enanos se ha escrito en estas páginas virtuales...,
sobre ángeles y enanos se han hecho dibujos en cartones grises...
     Al cumplir sesenta años llama el hermano mayor...,
el mediano envía un mensaje...
     ¡Ojalá se repitan mensajes y llamadas al cumplir setenta...!
     Más allá de esa cifra el futuro se complica...

     De qué puede uno quejarse si le ayudan a escribir y a equivocarse
tres gatas y sus demandas..., Sombra quiere salir al balcón...,
Nube colarse en la habitación..., Lolita lamer la sartén...
     Lolita quiere lo que yo quiero, calor en el invierno y frescor en el verano...
     Nube quiere ser la favorita...
     Y cada vez que termino de comer o de cenar, Sombra reclama su masaje...
   
     Palabras a destiempo..., ¿deberían haber sido escritas en otro momento...?
Uno nunca sabe si el barco se ha detenido porque el ancla toca fondo,
si el barco corta como cuchillo las aguas verdes...,
las aguas azules...,
porque las velas abrazan el viento...

Salvador Alís. 

     


















     
     
     

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