RENUNCIAR AL ESPECTRO
Cada frase no puede justificar la anterior. La acompaña en una progresión incómoda
El hombre que escribe se retira a un segundo plano. Una voz que no es su voz declama cada frase
Se oculta el hombre que escribe tras un foco que lo anula y lo hace salir del espacio bidimensional de lectura acelerada
De nuevo proyectando en el tiempo. Imágenes que lanzar
De nuevo entrar y salir, permanecer inmóvil, temblar y sufrir convulsiones
Se toma de un sólo trago la debilidad
Y la fuerza se queda en los huesos
La figura hecha de líneas blancas
Se avanza así, sin justificar nada
Lo que escribe el hombre que escribe sin descanso en el cuaderno amarillo
Cada frase
Cada repetición de cada frase
Cada viaje debido
Cada deuda no pagada
Tras el foco que lo aparta de las dos dimensiones
Esa figura hecha de líneas blancas, esa figura presente en sucesivas habitaciones, esa figura futura, esa figura que no deja de moverse. Los ojos ausentes de esa figura
El espectro de los huesos se muestra al hombre que escribe y está oculto
La voz de ¿quién? dice declama escribe
Todo puede ser tan claro. Que esta voz -que no es la voz del hombre que escribe- diga que todo puede ser tan claro
Como la secuencia improvisada y alterada de las frases
Salvador Alís.
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