MI DESTINO SE TRUNCÓ
Mi destino se truncó una mañana soleada de no importa qué año.
Al despertar. Mi destino fue descabezado. Interrumpido. Y ya
no fue escrito tal como lo había soñado. Comenzó
a escribirse de otra manera. Al dictado de la vida que
hasta esa mañana soleada no vivía en mí. Al contestar
a la carta sellada que el destino me envió.
Para decirme que él, por su cuenta y riesgo,
había decidido romperme la vida en pedazos.
Que yo ya no sería uno sino muchos. No sería un todo jamás
sino partes de un todo. Separadas. Y por tanto
la imposible tarea que el destino fijó para ser
mi nuevo destino. Reunir esas partes. Algo así
como volver atrás en el tiempo. Hacia la noche anterior
a la soleada mañana de no importa qué año. Cuando mi destino
se truncó. Cuando realmente soñaba con aquella escritura
aún no escrita. Cuando el solo durmiente era yo.
Salvador Alís.
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