sábado, 23 de abril de 2016

ANAMNESIS (TERCERA PARTE)

ANAMNESIS (TERCERA PARTE): CÉLÈBES

L`éléphant Célèbes -si no ha cambiado de lugar
y sigue siendo verdadero- se exhibe en la Tate Gallery
de Londres. Se trata de un óleo sobre tela de 125 x 107 cm
pintado por Max Ernst en 1921.

En ese Célèbes no hay nada natural, no hay carne,
no hay vida.
El cuerpo parece un enorme caldero de hierro fundido
coronado por una cúpula
rematada a su vez por la vela de un submarino
donde se abriera una escotilla, se alzara el periscopio,
diese vueltas el radar, se inclinara un piano rojo o un arpa.
De la cúpula de hierro surge una especie de manguera
telescópica de color acero.
El extremo de la manguera recubierto con un pañuelo
blanco y, sobre el pañuelo, una máscara de toro.
Su cola podrían ser dos colmillos.

Todo en el elefante Célèbes es falso menos el agujero
que se abre en el caldero y sugiere
que en su interior pudiera haber fuego y gran calor.
Si se destapa la manguera sacando el pañuelo blanco
y la cabeza de toro, hasta se podría imaginar
aspirando humo como si el elefante fuese una pipa.

La principal virtud y el principal defecto de un elefante
es su memoria. Un elefante recuerda a otro elefante que,
a su vez, recuerda a un elefante que recuerda a otro elefante
que, a su vez...

No se esta hecho sino de recuerdos, la vida no es otra cosa,
pero los recuerdos se parecen a una casa,
siempre igual a sí misma,
donde periódicamente se van cambiando los muebles,
las puertas, los cuadros, los espejos,
los ángulos muertos.
A los recuerdos, es decir: a la vida,
los va modificando el tiempo.

Se abre al azar el libro Ideario de Séneca,
agrupado por temas, se elige "Vida", el capítulo L,
entre las páginas 244 y 245.
"El primer paso para corregir nuestros vicios
es reconocer que los tenemos."

"He recibido tu carta muchos meses después que me la remitieras,
así que he considerado innecesario preguntar a quien me la trajo
en qué te ocupas,
porque habría de tener buena memoria para recordarlo.
Sin embargo, creo que actualmente vives de manera que puedo saber
lo que haces dondequiera que estés.
Porque, ¿qué otra cosa has de hacer sino mejorar cada día,
corregir algunos errores y reconocer
que los defectos que imputas a las cosas proceden de ti mismo?
Existen defectos que atribuimos a determinados lugares
o a determinadas épocas,
pero que nos acompañarán allá donde vayamos."

Incluso puede recordarse que, en otra vida, se fue elefante,
caldero, fuego.

El elefante entra y sale del bosque a su antojo,
siempre se apoya sobre sus patas robustas,
la tierra tiembla a su paso.
El elefante recuerda a quien ha visto y a quien no es visible,
los ojos del que dispara el rifle,
los ojos de quien contará su muerte.

Un elefante jamás resbala,
y cuando se golpea los flancos contra un árbol
es por placer. A veces se arrodilla, a veces corre,
persigue, juega, pero jamás se resbala.

Esto hay que tenerlo en cuenta.
Todo es falsedad en Célèbes.

Salvador Alís.






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