sábado, 30 de abril de 2016

ACUERDOS Y DESACUERDOS

ACUERDOS Y DESACUERDOS

No, la mayoría de las personas no tiene libertad de pensamiento.
Tienen o pueden tener libertad de expresión
(otra cosa es que se decidan a usarla);
pueden exigirla, como si no la tuvieran, como si necesitaran permiso,
pero la tienen, con sus desahogos y sus riesgos,
e incluso tienen la libertad de guardar silencio.
Pero libertad de pensamiento, la mayoría no la tiene,
puesto que el pensamiento es lo más fácil de condicionar,
más aún que la palabra, que siendo incluso limitada
puede ser certera.

De acuerdo con las dulces uvas negras, con o sin semillas.
De acuerdo con los limones ácidos verdes y amarillos.
De acuerdo con los vinos blancos al pie de los volcanes.
De acuerdo con las cerezas rojas,
con las naranjas naranjas y con las aromáticas mandarinas.
De acuerdo con los vinos tintos que superan años
y vuelven a la vida.
De acuerdo con los ásperos y rosados lichis,
con los nísperos maduros y las resistentes nueces.
De acuerdo con los vinos del norte, las viñas congeladas
y la botrytis cinerea cuando es noble.

De acuerdo con todo eso y con la "proposición de existencia"
de Lewis Carroll, con una variante
que no niega su carácter real:
"algunas cosas existentes son hombres corruptos".
En desacuerdo con Sören Kierkegaard:
no se elige pensar esto o aquello, se piensa esto o aquello
(o ambas cosas a la vez o -lo que parece imposible-
no se piensa nada y, a pesar de ello, se siente uno vivo).

¿Es imaginable pensar que una uva, un limón, una cereza...
no piensen y, a pesar de ello, se sientan vivir?
¿Es imaginable pensar que existan hombres honestos?
La libertad de expresión ni hace ni revela al hombre,
ni lo convierte en honesto o deshonesto.
La libertad de pensamiento, tampoco.
El hombre es lo que es, como la uva, el limón, la cereza...

Algunos hombres son fanfarrones y pendencieros,
y otros son fabuladores, acomplejados, soberbios;
los atributos del hombre son numerosos
como las uvas en las viñas, los limones en los limoneros,
las cerezas en los cerezos...
Al establecer relaciones entre hombres y uvas
saltan las diferencias:
la podredumbre de unas produce vinos exquisitos;
la de los otros, necios y malvados.

Con el juego de la lógica se puede estar de acuerdo
y en desacuerdo.
Que el placer sea nocturno y el dolor diurno es discutible.
Que la vida real sea falsaria y el sueño verdadero
es discutible.
Pero al final resultará innegable,
según la experiencia y el conocimiento casual,
que nueve de cada diez hombres
(vale decir noventa y nueve de cada cien
o novecientos noventa y nueve de cada mil, etcétera)
carecen de libertad de pensamiento y son como uvas en abril,
limones atacados por el ácaro de las maravillas,
cerezas sin flor, naranjas enmohecidas, lichis sin pulpa,
nísperos amargos, nueces resecas.

Cuando las frutas llegan a su momento mejor
pueden ser tomadas placenteramente; si no,
caen al suelo y el suelo las absorbe y las consume.
Los ciclos naturales, la luz, el calor, la lluvia, las abejas
y los pájaros hacen a las frutas.
El pensamiento requiere otros esfuerzos distintos,
trabajo sin límite de horas, decisiones y alucinaciones, 
y vértigos donde el equilibrio es puesto a prueba y el valor,
tan logrado, no obtiene recompensa.

Salvador Alís.




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