TEMA DEL DOBLE
Mientras yo sigo durmiendo, él ya se levanta, baja
los sesenta escalones hasta la calle
y se enfrenta sin miedo al sol de la mañana.
Entre las sábanas, mi cuerpo único y mío, cálido
en esa hora temprana, al borde del final de un sueño
sin final. El viejo despertador digital aún se contiene
y no agita sus campanillas
hasta la hora señalada.
El que abandona la casa me ha robado mi chaqueta negra,
mis zapatos caros, mi reloj de pulsera. Y avanza,
como si yo mismo fuera, con mi propia determinación
y mirada, hacia una meta que yo no quiero alcanzar.
Con el índice y el corazón de la mano derecha
sujeta el último Benson & Hedges. Con la mano izquierda
acaricia la pistola que yo no he acariciado.
Se detendrá en el hueco de un portal discreto,
tras la parada de autobús que frecuento a diario.
Hablará en voz alta y no lo tomarán por loco.
Y sus ojos, que no los míos, se encenderán al ver
a la gente que pasa.
Yo lo seguiré a distancia, ignorando que mis pasos
copian sus pasos, ignorando hasta dónde
y hasta cuándo él mantendrá la ventaja.
Después de lavarme la cara, y en tanto preparo el café
y prendo mi primer Benson & Hedges,
el que se hace pasar por mí y juega al ajedrez
con el movil -que hábilmente me sustrajo en la mañana-
calculará la celada en la que espera atraparme.
Lo conozco bien, tiene mi aspecto y se disfraza de mí,
me ha robado la chaqueta oscura,
mis mejores zapatos y mi reloj suizo. Y acaricia
la pistola que yo encargué y aún no he recibido.
Creo que camina un par de kilómetros o media hora por delante.
Y el traidor acecha en un portal oscuro,
tras la parada de autobús que frecuento a diario.
Si no hoy, cualquier otro día nos veremos las caras.
A la vez dejaremos caer las colillas, empuñaremos
las pistolas reales e imaginarias, el uno sin despertar del sueño
donde el otro ya ha despertado.
Y al concluir su empeño, el que sin duda se hará pasar por mí,
ocultará su arma e intentará dormir.
Salvador Alís.
No hay comentarios:
Publicar un comentario