jueves, 25 de diciembre de 2014

GATO SALVAJE




¿Celebran los gatos alguna fiesta? ¿Conmemoran algún acontecimiento? ¿Recuerdan el día de su nacimiento o el día del nacimiento de sus ascendientes y descendientes? ¿Adoran algún dios? ¿Preven el paso de las estaciones? ¿Conocen la historia del mundo o, al menos, su propia historia?

Los gatos carecen del sentido temporal y no tienen consciencia de la muerte. Los hechos importantes de sus vidas no se asientan en ningún soporte o malla susceptible de medición, subdivisión o repetición. No hay ritos (en tanto reglas sagradas) en las vidas del gato, aunque sí rituales de índole domestica o higiénica. No se rién los gatos, no festejan, no bailan. Tampoco son hipócritas.

En tanto animales libres y salvajes (su dependencia y domesticación son ilusorias) permanecen al margen de cualquier parafernalia vital y sus días esenciales son todos y cada de uno de sus días. No sienten la necesidad de un dios porque no tienen miedo a morir. No admiran a líderes ni a héroes, pues héroe es cada uno de ellos, y ante otro lider manifiesto sólo cabe rivalidad.

En días señalados se muestran tan indiferentes como de costumbre. No se disfrazan. No cantan canciones. No cuentan las uvas. La vanidad compulsiva de los humanos no va con ellos. Nos observan a distancia y quizá nos compadecen. Y sin embargo son capaces de amar, aunque su amor sea tan simple y tan puro que pueda parecer evanescente, diluido en un instante único, en un cotidiano y extenso presente como sutil línea de vida donde ningún punto destaca.



No hay comentarios:

Publicar un comentario