LECCIONES FILOSÓFICAS / Nº 3 / LOS AUTÓMATAS
Ayer, finalmente, pude comprar Pandemia de Slavoj Zizek.
No lo hice en mi librería favorita (pero lo hice enmascarado)
sino en el Departamento Literario de unos Grandes Almacenes.
Mala suerte. Mas suerte al fin y al cabo.
Anunciado hace ya tiempo (y escrito tiempo atrás),
sólo estaba disponible en versión digital. Hasta ayer.
Jeff Bezos lo promocionaba, en su línea de pensamiento,
pues para él (y para otros)
el modo más idóneo para desactivar una propuesta incómoda
es la pura y masiva publicidad, lo que cubre al sentido
de intrascendencia, hasta hacerlo invisible.
El éxito de Zizek (mal escrito) es parte del éxito de Bezos.
No me siento inferior respecto al uno ni al otro.
Distinto, sí. Pues no soy nadie (falso), soy el que soy.
En modo alguno un personaje público,
lo que me resguarda de muchas manipulaciones.
Los calificativos de Zizek son apabullantes:
"filósofo, sociólogo, psicoanalista, ensayista,
contador de chistes y teórico cultural..." (cuanto menos).
Los de Bezos se expondrán más tarde (quizá).
Ayer lo encontré (¿su último libro?), recién llegado,
impreso en papel no del todo blanco,
un pequeño volumen de 145 páginas
de tapas color limón (pastel) pero sin brillo.
Es la primera obra suya que leo y, curiosamente,
apenas acabar la lectura, he cedido al impulso
de volver a comenzar.
Dos lecturas seguidas (eso no pasa muchas veces),
y no porque la tarea haya sido ardua o incomprensible,
más bien por el hecho de reforzar mi memoria
para futuras consideraciones.
Ideas estimulantes, sí. Clarividencia, también.
Y lo mismo anticipación, análisis certeros, advertencias.
Muchas preguntas (¿qué otra cosa es la filosofía?)
que requieren respuestas no fáciles y comprometidas.
Puesto que Pandemia fue escrito o compuesto
al inicio de la Crisis, se valora la perspicacia
y se espera una segunda parte o versión actualizada.
No voy a entrar en el detalle (ni se pretende aquí
hacer un Comentario de Texto convencional).
No es el objetivo de esta Lección.
Pero sí debo señalar una carencia: la exacta definición
de los líderes políticos mencionados.
Cita Zizek a Trump, a Putín, a Erdogan, a Johnson,
a Orbán y a otros dirigentes chinos y no chinos,
pasados y presentes. Cuanto más se avanza en la lectura,
más evidente resulta la sustracción de la palabra (necesaria)
"marionetas", es decir: personajes secundarios
cuyo papel principal es entretener y hacer reír,
diseñados pues para la distracción y el espectáculo.
No voy a pretender que Zizek conozca a fondo
la cultura española. Pero ¿no recuerda el religioso Trump
(quizá puritano sería un buen sinónimo),
con una biblia ¿real? y un rifle ¿simbólico? en las manos
a Don Cristóbal, el títere de cachiporra
del Retablillo de García Lorca?
¿No debería, tal vez, el buen filósofo dar la vuelta al teatrillo
y comprobar con la inteligencia (supuesta) de sus ojos
lo que ocurre entre (o detrás de) bambalinas?
Dice Zizek que Disneylandia es el lugar más aburrido
y estúpido del mundo. No estoy de acuerdo.
Disneylandia es una representación precisa del mundo actual.
Dice que Putin y Erdogan deberían ser juzgados
por un Alto Tribunal Internacional
por crímenes contra la humanidad. ¿Ellos solos?
¿Dónde quedan los demás dirigentes?
¿Y los que construyen el teatro y mueven los hilos?
Hace casi doscientos años, Edgar Allan Poe ya descubrió
y denunció el secreto de los autómatas.
En su ensayo El jugador de ajedrez de Maelzel,
tras un certero estudio lógico-matemático,
puso en evidencia (al descubierto)
el fraude de la construcción de von Kempelen,
en cuyo interior se escondía
el ajedrecista francés Jacques Mouret.
Ese famoso autómata, exhibido en las principales ciudades
europeas y hasta en Nueva York en los siglos XVIII y XIX,
en realidad no pensaba por sí mismo
(pues era una simple máquina hueca), no decidía
los movimientos ni las estrategias.
Pero una legión de crédulos asistía extasiada
a las representaciones y aplaudía la pantomima.
¿Cuántos Jacques Mouret no se esconderán en la actualidad
en los huecos ocultos de nuestros autómatas dirigentes?
¿Alguien duda de que el citado Bezos, o Gates, Slim, Arnault,
Zuckerberg, Ortega, Buffett, Zhengfei, Musk
y otros monarcas con y sin corona
sean expertos ajedrecistas?
La imagen tiene ya 44 años. N., el profesor de filosofía
(un locuaz, lúcido y alcohólico profesor),
saquea el mueble bar del despacho del director de la Academia
y se sirve y nos sirve (a los cuatro alumnos optativos)
unos tragos de güisqui.
Luego se vuelve hacia la pared donde están nuestras sombras
(pues nos hemos sentado de espaldas a la ventana)
y nos dice: "Estas siluetas no somos nosotros,
de ninguna manera lo somos, son nuestras sombras
y ni siquiera nos pertenecen. Pertenecen a la luz,
que las crea. No confiéis nunca en las sombras.
La mayoría son malvadas, pájaros negros de mal agüero.
Y toda persona, a su pesar y sin su consentimiento,
es perseguida o precedida por su sombra."
Entonces hace una pausa. Apura el vaso y añade:
"Y ahora, si os parece, empezamos con la clase
-saca un par de folios doblados y arrugados
de un bolsillo lateral de su chaqueta, los despliega
con parsimonia, los mira un instante, los deja sobre la mesa
y enciende un cigarrillo-
que hoy tratará sobre la Caverna de Platón."
Salvador Alís.
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