lunes, 14 de enero de 2019

EMPATÍA

EMPATÍA

Te comprendo. Te sentías amenazado y por eso fue
que compraste un arma de fuego.

Cada noche la escondías en un lugar diferente de la casa,
así ejercitabas tu memoria.

Pensaste que los regalos serían bien recibidos
por aquellos que no los merecían.

Un regalo, según tus lecturas y tus convicciones,
debe al menos inquietar y sin duda sorprender.

El precavido eludirá el regalo.
Lo aceptará el ingenuo y el corrupto.

Cuando el merecedor lo niega, tus convicciones
son cuestionadas.

Negar al tiburón su vuelo entre las aguas.
Negar que esta amenaza sea inmediata y real.

Te comprendo. Las palabras son segunda oportunidad,
las pinturas son armas en sí mismas.

Te comprendo cuando te muestras
y cuando, indignado y precavido, te ocultas.

Te comprendo cuando te sueñas a ti mismo
en el acto de soñarte.

Si la amenaza es presente, la resolución es futuro.
Las estrellas, sabias y humildes, se retiran.

Un sol comprometido con su tiempo
ilumina las certezas y las dudas.

Mañana nada habrás de resolver, tus capacidades nulas
y tus intenciones negadas.

Esto no es pesimismo ni intuición. Tu sabes
cuál es la diferencia.

El presente se vierte en los días por venir.
Un arma al alcance de la mano.


Salvador Alís.


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