"Una vez que uno ha visto el caos, debe construir algo para ponerlo entre
uno y esa terrible visión, entonces crea un espejo, pensando que en él
reflejará la realidad del mundo, pero luego comprende que el espejo sólo
refleja las apariencias y que la realidad está en otro sitio, detrás
del espejo. Y entonces recuerda uno que detrás del espejo sólo está el caos."
John Banville
¿Podría definifirse el Caos como una anomalía? ¿Y por qué no? Lo cierto es que cualquier cosa puede definirse como cualquier cosa. ¿Qué nos impediría, siendo así, afirmar que el mono es un semi-hombre que imita los gestos de los hombres; que la duda y la cobardía son un ser desconocido que calza zapatos negros adaptados a sus pezuñas; que un círculo es un cuadrado; que una ley matemática, pretendiendo ser luz, sólo es tiniebla; que la libertad es una jaula latiente cuyos barrotes se abren o separan al máximo cuanto más lejos de ellos nos situemos (es decir: en el centro de la jaula) y se cierran o acercan al máximo cuanto mayor sea nuestra proximidad; que una rosa amarilla es un león vegetal, las espinas de su tallo las uñas de su garra, sus bigotes los estambres (filamentos y antenas); que un lema es un sígueme si puedes, hasta el final?
¿Cómo vamos a creer que el Caos Primigenio consistía en la confusión de todos los elementos existentes antes de la organización del Universo, si luego aconteció un Universo Organizado? Lo que ha de devenir en un orden no puede sino ser ya en potencia un orden. A no ser que el universo actualmente existente siga siendo confuso y contenga en su trayectoria la claridad de una dirección y el desorden de un proyecto.
Alguien debió decir, en algún momento, que el Caos es algo que únicamente está en mi cabeza. ¿Será lo que piensa la mujer que cruza la calle bajo mi balcón, alumbrándose con la luz de su móvil, incapaz de pisar la sombra que proyecta y que, por ese motivo, se da la vuelta y camina de espaldas, mientras el juego superior de las luces de las farolas va cambiando delante y atrás la sombra de la que no puede desprenderse, la sombra que ella trata de evitar con su propio juego de darse una y otra vez la vuelta, sin conseguir evitarla?
La matemática más simple sirve para lograr simples objetivos, por ejemplo: construir una silla. Todo el mundo sabe que una silla normal debe tener cuatro patas, pero todo el mundo puede aceptar que tenga más de cuatro (ahí no existe problema) y hasta un mínimo de tres. Más difícil es concebir una silla de dos patas o de una, pero la matemática y también la física dicen que es posible, que todo depende del centro de gravedad y de la anchura de la base de apoyo. Incluso una silla de una sola y delgada pata, cuyo asiento se encontrase desplazado respecto a su centro o eje de gravedad sería estable si esa pata se hundiera a la suficiente profundidad en el suelo. Una simple silla no tiene porque representar un sistema caótico; tampoco una silla compleja o muy singular.
Los monos semi-hombres se parecen a las clásicas sillas, se sustentan sobre cuatro patas, pero de vez en cuando se yerguen sobre las dos traseras para imponer respeto y golpearse el pecho como definición de su hombría. Y algunos zapatos de tacón de aguja, sin hundirse en el suelo, más bien haciendo saltar chispas en su constante roce con el cemento, el mármol, la piedra viva..., podrían definirse (frecuentemente) como hembras humanas erguidas. Imaginen a la hija de Minos y Parsífae, tratando de salvar a su ¿enamorado? Teseo, corriendo por el laberinto sobre zapatos de tacón mientras desovilla su ovillo perseguida por el Minotauro: eso es un sistema caótico. ¿Acaso Ariadna no acabaría enredándose en su propio hilo, que se cruzaría una y mil veces con su sombra y sus tacones (en el caso de que el laberinto estuviera iluminado con antorchas)? ¿Pueden seguirme todavía?
Si el Caos es en resumen una ausencia de orden, ¿qué es entonces el Mundo? Si definimos el Mundo como un conglomerado de átomos donde es posible que alguien, mediante el eterno juego de la superación, haya provocado una reacción en cadena utilizando uranio y plutonio, neutrones y sus propiedades (y otros elementos conocidos o desconocidos, controlados o descontrolados), cuyo resultado fuera Little Boy, Fat Man, Hurricane, Bomba del Zar o Nº 6..., ¿entonces qué es el Mundo?
Un sistema caótico es la Guerra (que puede definirse como una mariposa-lanzallamas), de imprevisibles consecuencias; la Economía Global, que produce altos intereses de incertidumbre; la Justicia Misteriosa (sin variaciones sustanciales desde el primer párrafo de El proceso: "Alguien debía de haber calumniado a Josef K., pues sin que éste hubiera hecho nada malo fue arrestado una mañana."); los viajes espaciales, por su fascinación ante el Caos y la posibilidad de hallar escenarios imprevistos; la imposible pretensión de vivir en la Verdad ("De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes.", según Renard); la Amistad, que apenas se sustenta en los ocasiones; el Sexo, que se sustenta apenas en instantes de ocasiones; el Tiempo, del que ignoramos de dónde viene y a dónde va y, de paso, a dónde nos lleva; la Música, que a través de sus variados sonidos provoca estímulos diversos en nuestras neuronas y reacciones en cadena que provocan la Explosión Total (definida como la voz de los dioses); la Selva, que es el otro laberinto no trazado por los hombres, donde el comportamiento errático de las fieras, los reptiles, los insectos..., nos impiden conocer (o elegir) el camino transitable. ¿Aún no se han perdido?
Decir que el Caos es equiparable a la Libertad y que el Orden implica la ausencia de Libertad ¿es tal vez una exageración? ¿Es competir sin miedo? ¿Es negar las reglas establecidas por el Orden y para el Orden? ¿Es jugar en desventaja? ¿Ser consciente de que el Gran Orden depende de un pequeño orden aleatorio? Una insignificante modificación en la maquinaria del Orden puede dar lugar a la poesía. Lo que cada cual entienda como poesía me trae sin cuidado.
La poesía no es el Caos, aunque lo puede contener y asimilar; pero siempre lo expresará a su manera. El Caos no permite conocer el futuro, porque su lanzamiento es en todas direcciones y en ninguna; la poesía, sin embargo, busca el centro, la posición adecuada desde la que contemplar el espectáculo de la jaula latiente abriendo sus barrotes, acción que la jaula no puede evitar dado que se la piensa con un pensamiento centrado, antinomia en el seno del Caos y del Orden que inclina la balanza según el peso del instante, de la escritura, de la lectura y del lector.
Son numerosas las palabras del Caos, arbitrarias las definiciones, inexactas las premisas y quizá ilógica la exposición, pero ¿quién se atreverá a negar que todo Caos muere por sí mismo, y que ese morir por sí mismo lo define, le otorga exactitud y repele todo ataque? Me asomo al balcón por última vez esta noche (¿realmente será la última vez?) y veo una silla abandonada en una esquina; tiene cuatro patas y ruedas en las patas pero no se mueve, está quieta o aquietada; no sirve como definición del Caos.
Definición de tacones de aguja: un hilo pasa por el ojo de una espina del tallo de una rosa para coser en un papel mis palabras sobre una mujer que me visita en mi última jaula, donde quizá se abra una ventana a un paisaje de árboles y flores y un estanque circular (cuadrado) con pececillos rojos y dorados, y yo escriba o pinte con mi última sangre. El Caos no es para bien ni para mal, es simplemente lo que es, una anomalía sujeta a sus propias reglas, por mucho que dichas reglas nos parezcan incomprensibles. Si llegaron hasta aquí, sepan que aquí no significa un final.
Salvador Alís.
No hay comentarios:
Publicar un comentario