martes, 14 de julio de 2015

EN EL CIRCO

EN EL CIRCO

     Se producen movimientos estratégicos en el circo, el payaso principal
quiere ser el nuevo domador de leones. Los tres enanos quieren ser,
respectivamente y según su altura y su coraje: un gigante, un boxeador con la ceja rota
y un seductor imbatible. Entre las jaulas circula cierta inquietud.

     El trapecista sufre de repente ataques de vértigo y renuncia a las alturas;
sobre un pony castaño y blanco estaría sin duda más cómodo, dando vueltas
al círculo de arena bajo la carpa, no lejos del suelo.

     El elefante gordo se derrumba con cualquier excusa. El que se negaba a sí mismo
ahora se afirma. El negro se vuelve blanco. Aplauden los niños y asoman
su hocico alargado las ratas malolientes por los agujeros del telón de fondo.

     Hipócritas soplan trompetas. Amilanados se juntan en la trastienda. Esas voces
femeninas y hormigables, esas voces que conspiran en el circo,
junto a los olivos de la medianoche y la luna llena.

     Un relojero con dedos insensibles quiere darle cuerda a mi reloj, mover
las manecillas, indicarme el camino. ¡Qué poco me conoce -pienso-
mientras me sirvo la tercera o la cuarta o la quinta (he perdido la cuenta)
copa de Leopard frente al tigre pintado en la pared!

     Una bandera minúscula pintarrajeada con los colores de la envidia y la codicia,
una bandera disputada por las ráfagas de la risa de las hienas.
Habrá días sin circo y sin pan, días de lluvia feroz e inigualables arco iris.
Habrá días y noches donde falten los osos y los gorilas, donde un globo enorme
ruede entre los espectadores, donde este mundo en broma estalle
a la luz de una linterna y yo desaparezca y otros callen... o viceversa.

     ¡Qué poco me conoce quien me ubica en el circo -movimientos estratégicos
aparte! En este momento me sirvo la primera copa de Zebra y escucho
por trigésima vez el tema Vay que acompaña
los preliminares para la última sesión. Lo que más me gusta:
el complejo salto mortal sin red y ver cómo el viejo contorsionista se mete
en la reducida maleta de mano de cristal. Estoy preparado.

Salvador Alís.


      

    

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