martes, 5 de mayo de 2020

EL OSO SIN CABEZA

EL OSO SIN CABEZA


"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, 
pero por dentro son lobos rapaces." 

Mateo 7:15-20.


Después de la hibernación, un oso diferente salió de la osera, 
la nieve derretida, el agua fría corriendo montaña abajo, 
incandescente el bosque iluminado por un sol redondo y fulgurante 
más alto ya que los árboles más altos y sombríos. 
El oso dejó atrás su cara, la piel y el pelaje que cubrían su cabeza; 
y así desprotegido, sin ojos, sin lengua, sin olfato y sin cerebro, 
caminó a cuatro patas y a dos patas 
exhibiendo su calavera desnuda, las cuencas vacías, 
algunos dientes gastados y otros puntiagudos, 
las mandíbulas abiertas. 
Hojas verdes, suelo verde, frondosas copas verdes, 
oscuridad salpicada por flores multicolores; 
y desde ese verdor y esa oscuridad saltaron ranas, culebras 
y saltamontes, volaron pájaros negros y mariposas azules, 
se deslizaron desde las alturas gusanos grises
y escalaron escarabajos color tierra el oso hasta su cima,  
todos ellos atraídos por la blancura del cráneo, 
por la diferencia entre estaciones:  
planeta muerto pero andante, fiera estructura sin pensamiento, 
concreto hueso que habitar como castillo y atalaya. 
El oso sin cabeza acepta de buen grado su nueva condición; 
pero entonces comienza a llover...  
y la luz recién nacida se tomó un descanso


Salvador Alís. 
   




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