MALÍA
Para mi nieta, al nacer.
9 / 10 / 12 y 13 de julio de 2018.
Entre un acento sí y un acento no, se debate ante tu nombre
este poema, escrito hoy para ser leído en el futuro.
Un gato negro y seis gatas de diversos colores te esperan en dos
casas,
intuyen que pronto vendrás para alterar sus días y sus noches,
para sumar vida a sus vidas, para llorar y reír, crecer y amar.
Serenos pero expectantes ante lo que ha de venir,
porque los gatos no lloran ni ríen, ¿quién puede negar que saben
que lo que permanecía oculto por fin ha de mostrarse?
En esta noche prolongada, entre el lunes nueve y el martes diez
del mes julio de este año, comienza a caer una fina lluvia,
una lluvia templada que moja mi espalda sin molestar,
discreta y suave como sólo la lluvia sabe ser.
Para tomar aliento y buscar palabras que decirte,
salgo al balcón y contemplo la noche y, al abrir los ojos,
veo que el hibiscus prepara dos capullos que mañana se abrirán
para ti en dos flores: para darte la bienvenida y decirte
que su vida es breve pero intensa, que nuestro brillo
es su fulgor, que la intensidad es la meta y que nada se logra
perdiendo el tiempo.
En ese arte soy maestro: me propongo objetivos que nunca alcanzo.
Espero que me perdones o, al menos, que me comprendas.
Quise dejar de fumar antes de que nacieras y no lo he conseguido.
Me comprometí conmigo mismo a no apurar las copas
y hoy brindo por ti y por mí con la soberbia botella dorada,
amada y odiada, que tanto duele como complace.
Hoy no te he cogido en brazos, horas después de nacer,
tan frágil, tan bonita, tan delicada. Te he visto dormir,
levemente agitar
tus diminutas manos y pies, abrir los ojos y no ver,
mamar y levemente sonreír. Espero compensarte.
Mis ojos se han dividido entre la hija y la madre. Y mis
pensamientos
no son fáciles de explicar. Aunque sí: tres décadas después
mi amor se duplica, se replica, y permanece.
Vida que viene a completar otras vidas.
Días y noches para reafirmar que la vida se abre paso,
que, a pesar de todo, el gato negro y las seis gatas distintas
saben lo que pasa, que el amor verdadero triunfa y se impone.
Para celebrar tu nacimiento, en este día pasado de vueltas,
me enfrento a la última copa, a la noche y a su desvelo.
Si tu nombre significa rebeldía espero que seas rebelde,
espero vivir lo suficiente para que me quieras.
Si hoy has nacido se debe a una clara intención,
a un acto de amor incuestionable venciendo toda dificultad,
pues fuiste buscada y deseada como sólo la vida
se busca y se desea.
Un gato negro y seis gatas multicolores te esperan para explicarte
cómo es el mundo según su punto de vista.
Si algún lejano día lees este poema (el primero que te escribo),
no olvides que existes por ese amor,
porque a pesar de todo la vida se manifiesta como vida.
Pero recuerda que ese amor nos exige y nos reclama vivir
para hacer de este mundo un mundo mejor.
Veo a tu madre agotada y feliz, a tu padre exhausto y feliz,
y te veo a ti respirando el primer aire.
Por esa inspiración y esas felicidades sigue la vida hasta su
final.
Como gato experimentado y viejo, sé que habrá palabras
y dibujos, y que tú, Malía, le darás la vuelta a todo
porque tu tiempo será tu tiempo y será desigual y tuyo.
Han pasado tres días. Te he tenido entre mis brazos.
Tu calor entre mis brazos, tus latidos que apenas se escuchaban
pero claramente se imponían al silencio y eran sentidos.
Esos latidos son pequeñas anclas seguras
que desde hoy impiden que un mar tan agitado como el
mío
sea el mar que me reclame y me sumerja.
A ti y a mí todavía nos esperan playas frescas y luminosas
donde poder nadar ingenuos y sin remordimientos.
¡Qué mejor promesa para el amor de mis amores¡
Si vuelvo atrás en sueños, veo algunas mujeres y hombres
remando con determinación para traerte a esta isla.
Pero esta isla es una entre miles y tú deberás libremente elegir.
No temas nada, nunca dudes aunque dudes,
pues la vida siempre se abre paso.
Las dos flores del hibiscus tienen hoy el color de tu piel.
Las dos flores del hibiscus tienen hoy el color de tu piel.
Salvador Alís.
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