CUATRO CORAZONES
Soy un hombre afortunado.
Además de otros inmateriales o no presentes,
poseo en esta noche cuatro corazones:
uno dentro de mi pecho,
de un intenso color rojo,
complejo mecanismo que mueve mi sangre,
y tres más que están afuera
-aunque cercanos.
¿Qué me impide soñar que todos laten bajo mi mano
y suenan como relojes que nunca han de pararse,
inmunes a la corrosión del tiempo,
felices porque nada temen
en la clara ignorancia de su mortalidad?
Cuatro cartas marcadas. Ninguna de ellas me dará
la combinación ganadora.
Pero son tan bellas que jugar esta partida
siempre habrá merecido la pena.
Salvador Alís.
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