COMPRENDER Y CONTEMPLAR
Se contempla una estrella plural misterio de este cielo,
pero no se comprende.
Se comprende un libro objeto único y distinto, múltiple y ajeno,
pero no se contempla.
No se contempla amor en vano llave rota,
mas se comprende.
No se comprende vida que desaparece mientras te vive,
mas se contempla.
Estrella y libro, amor y vida, luz, caligrafía, árbol
y fruta prohibida.
Se comprende una palabra singular música de esta voz,
no se contempla.
Se contempla un fuego de vivas llamas páginas jamás leídas,
no se comprende.
No se comprende dulce semilla constelación girando
mientras hace su número infinito,
mas se contempla.
No se contempla dibujo verde laberinto de nidos
llenos y vacíos,
pero se comprende.
Libro y estrella, vida y amor, fruta, árbol, letra
y luz extinguida.
No es lo mismo comprender que contemplar.
No se comprenden mares, vientos, altas montañas.
No pueden comprenderse pinturas, semblantes, gestos.
Se contempla la imagen reflejada que te contempla.
Se contempla la comprensión que tan altiva te ignora.
No es lo mismo contemplar que comprender.
Se comprende la escritura en su línea quebrada.
Se comprende el pensamiento vacilante, el alma rasgada.
No pueden contemplarse ideas pájaros invisibles.
No se contemplan cuerdas anudadas sin fin.
No es igual lo uno que lo otro
cuando quieres desatarte e ir más allá
de la comprensión y la contemplación, pues el nudo
que contemplas y no comprendes no es el mismo nudo
que comprendes y no contemplas.
Viaje de ida y vuelta: todo acaba donde comienza.
Salvador Alís.
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