FINAL
Sólo quedan tres páginas en el cuaderno amarillo. Así que estas anotaciones serán las últimas
En realidad, nada se acaba: se abre otro cuaderno de otro color, se pinta otro autorretrato, se duerme uno y se despierta a otro sueño, se contemplan toda la noche trenes vacíos que no se detienen en la estación
Nube te pide que le abras la ventana y, al mismo tiempo, te recuerda quien eres
Tu voz propia diluida en tantos oídos que no oyen. El ruido de fondo
La moderación de los que no hablan
La severidad de los ciegos
Todos ellos se quedan atrás. El mundo como espéctaculo se queda atrás
De vez en cuando pasas en un tren frente a una estación donde te ves contemplarte a ti mismo en el tren que pasa y no se detiene. Tú le ves parado en el andén pero él no te ve asomado a la ventanilla. El paisaje es negro y también pasa a toda velocidad
Sólo quedan tres páginas. Una fotografía. Una canción. El ruido de fondo
El mar que duplica en su agua oscura a la media Luna envuelta en su niebla
Las gatas dobles, la única
Te preguntas si no serán intencionados los juegos y una simple estrategia las aparentes vacilaciones
Decidir en cada momento
Sombra te contempla junto al plato del agua. El reflejo de la luz en el plato de aluminio
Lunas llenas en los bordes de los vasos y las copas. El reflejo de la luz en la tapadera de aluminio
En la calle se oyen gritos, pero no es posible saber si son fruto de la violencia, de la euforia o del placer
Trenes vacíos que se alejan y otros que los siguen
En esos trenes: la violencia, la euforia y el placer
Alrededor del que espera ver pasar los trenes, he demolido piedra a piedra la estación. Sólo quedan paralelas en el suelo. Pero dejaré que tú lo cuentes como si la hubiese demolido yo
Algo que se piensa humano habla consigo mismo, y se duplica y le habla al otro, que a su vez se duplica y habla... Los espectadores sordos y los actores mudos y los encargados de los focos ciegos
El responsable de la partitura manco, el acomodador cojo, el portero enano
Algo que se piensa humano y no repara en sus defectos
Botellas en los trenes del campo a la ciudad. Botellas en mensajes en el fondo del mar
Una luna rota formada por cientos de botellas agrupadas en una esfera
La historia de tu vida y de mi vida en el penacho de humo del tren que se sumerje en la boca del túnel que no tiene final
Salvador Alís.
El final es el comienzo. Lo he leído en los dos sentidos y de las dos maneras me encanta.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Ya es un aliento que alguien te lea; imagina si, además, te dice que le gusta.
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