Color rojo anaranjado, saturado, profundo e intenso, obtenido del sulfuro de mercurio.
Una sonrisa, en contra de la opinión mayoritaria, nunca es inocente.
Así lo demuestra ella, cinco años atrás, sonriendo a tu futuro.
En esa sonrisa: la puerta y la llave que abre la puerta
a todos los placeres por venir.
Cuando todos los colores se mezclan, se anulan en negro,
devienen en noche oscura, donde todo está permitido. Pero no.
No es posible recordar aquí aquel amanecer ardiente
que se fue de sí mismo para no volver.
Siempre hay al menos dos formas de hablar,
lo cotidiano no se corresponde con lo habitual, lo que dices hoy
no lo dirás mañana, mentira y engaño son otras formas de sonreír.
Más luz o menos luz, dudar o no dudar.
Con esta sonrisa te apropias de palabras ajenas: Wittgenstein,
Goethe y Bernhard. En realidad todo lo que te altera y envenena
es un color bermellón, rojo sobre rojo, a tu manera.
Pero ella te dice que todo está bien. Se abre la puerta.
Salvador Alís.
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