EL CUENTO DE FIN DE AÑO
Un gato llamado Robertito el Volador observa la cocina desde la altura de una nevera. Se sube ahí muchas veces, de un solo salto, y entonces adopta una postura seria y vigilante. Sólo se mueven sus ojos, contrayendo o dilatando las pupilas
A la cocina llega un payaso con la nariz roja. En una mano sostiene unas hojas de papel
En hojas escritas, gran parte de la rebelión humana. En papeles pintados, gran parte del desarrollo humano. En las bibliotecas, gran parte de la programación humana
Una gata llamada Ishtar, símbolo en su nombre de su dueña y de cultos babilónicos
En una terraza superior, los dioses y los gatos
Un ser humano portando armas irrumpe con una espada y un puñado de hojas de papel
Se dibuja un gato en una hoja de papel, se escribe un cuento en una hoja de papel, se convoca a guerreros y a payasos en una hoja de papel
Esa hoja de papel sale volando, impulsada por el viento
El gato sentado en la pequeña alfombra voladora piensa en las muchas veces que perdió su libertad
¿Vale la pena recordarlo?
El siberiano gordo y pelirojo se llamó Manolito. Le daban miedo las alturas, sentía vértigo
El hijo de un dios, cruce de gato y ser humano, se presenta agitando unas hojas de papel
Vistas de cerca, las hojas de papel se aprecian cuadriculadas. En ellas, el gato más diminuto de la colección se siente perdido como en un laberinto
Más de diez gatos callejeros maullan al unísono en el jardín de una casa abandonada
En un extremo, entre las hojas caídas y la humedad de la tierra, se deteriora lentamente el cuaderno amarillo. Hay una fuente de piedra llena de verdín
En ese jardín, tan lejano en el tiempo
Hubo gatos en Egipto, sí, ¿pero los hubo en Roma?
La enciclopedia de los gatos dice cosas contradictorias
En el cuaderno amarillo alguien guarda fotografías entre sus hojas cuadriculadas
El que escribe en el cuaderno amarillo quisiera rescatar a Robertito el Volador, a Ishtar, a Manolito y a los diez gatos del jardín
Antonino (que no era un gato sino un esclavo) pregunta: ¿Te da miedo la muerte? Y él responde: No más que la vida
El deseo de vivir ¿dónde se esconde? ¿En las pantallas de televisión, ordenador o dispositivos móviles creadores de imágenes? ¿En los libros almacenados en las bibliotecas? ¿En el desafío del payaso, el guerrero y el hijo de dios? ¿En las hojas escritas, papeles pintados, páginas tachadas, emborronadas y desechadas
El deseo de vivir no tiene sexo. Tampoco alas
Un gato negro se niega a salir de los bajos de un coche. Su refugio
Pide ayuda sin saber lo qué pide. No es capaz de dejarse atrapar. No conoce el significado del gesto
Las gatas frente a la estufa no conocen el significado del gesto
La gata desparecida no conoce el significado del gesto
Un hombre disfrazado de payaso, disfrazado a su vez de guerrero, disfrazado a su vez de hijo de dios, improvisa un cuento de fin de año para sus gatas
El amor de los gatos es entrañable. En ocasiones los imitamos, subimos de un salto a la nevera y, adoptando una posición seria, vigilamos el entorno
La diosa del amor y la guerra, de la vida y sus consecuencias, la que puso nombre a Ishtar. Su deseo de vivir
En el cuaderno amarillo no se dice todo lo que se piensa
¿Saltará Robertito el Volador a los brazos? ¿Bendecirá Ishtar a quien nació a su tiempo? ¿Se comerá Manolito, sin pensar, otra aceituna
Los diez gatos en el jardín prosiguen en el jardín. Son otros, pero son los mismos
Se habla a los gatos, a los que duermen y a los que permanecen despiertos
Lolita frente a la estufa, Nube desaparecida, Sombra a mis pies
El gato que no cree ser un gato sueña con acostarse con su dueña. Juego de palabras
Se dicen cosas contradictorias en la enciclopedia de los gatos
Un cuento de fin de año
Una carta de amor
Salvador Alís.
A ve Salva, alfombra con "M" ,no alfonbra..
ResponderEliminarAnónimo: Gracias por la corrección, la corrección ya está hecha. Estas cosas pasan; se puede revisar un texto mil veces y aún así... A ve ("R") qué te parece.
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