Inmanuel Kant, El poder de las facultades afectivas.
Una idea ciertamente poética y sugerente: que a cada persona le sea asignada desde el principio de su vida la cantidad de horas totales que podrá dormir, y en consecuencia, si duerme mucho y las consume pronto, su existencia se acortará. ¡Y esta regla puede aplicarse a tantas otras cosas!
A tener en cuenta el dato de que crecemos mientras dormimos (nada menos que media pulgada), y que luego -es de suponer- decrecemos en la misma medida durante el tiempo en que permanecemos despiertos.
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