martes, 18 de febrero de 2020

MONÓLOGO EN UN CUARTO DE BAÑO

MONÓLOGO EN UN CUARTO DE BAÑO


La espuma blanca y varias cuchillas afiladas.
El rostro que se busca en el espejo.
Un actor que duda entre su piel y su barba,
entre el niño y el anciano, entre el ángel angélico
y el diabólico diablo.

Tú y yo hemos nacido antes de nacer,
hace mil años o mil veces mil años,
y nuestros ojos sabios y cansados ya no ven el mundo
que es sino el que pudo ser, el que será en un futuro
imaginado y el que inevitablemente fue.

Enmarcados por sus ojeras, ven nuestros ojos
la flor en el invierno, y en la primavera ven
las hojas moribundas del verde al amarillo,
el hongo gris, el pulgón negro, la traslucida larva
y la cristalina tela de la araña. 

Ceniza y tierra enlosan los días ocultos
y las noches cálidas, justo antes del amanecer.
Ven nuestros ojos el humo de un papel que arde
y desaparece convertido en humo, y ven la memoria
sin nostalgia como diáfano destino.

Mirar tus ojos, premio superior y suerte
entre las suertes. Y ver los míos,
espejos de amor que los sueños empañan
y el deseo los quiebra.

Frente a nuestros cuerpos desnudos
a la hora del baño, teniendo en cuenta este monólogo,
no siendo héroes ni malvados. Actores que se convierten
en personajes y personajes que anhelan estar vivos.
¿Qué actor o personaje se despierta de la siesta infinita
para ser el que fue,
cuando el guión exige que la barba rechace
sus cuchillas, cuando tus ojos desvían
la mirada al cielo y el agua surge impremeditada
de un grifo lacado y fatalmente corroído
y en modo alguno satisfecho ni lleno ni feliz?

¿Se reconocen el ciego y el enamorado en este espejo?
¿Sabe alguien de qué se habla cuando se habla?

Aquellas cartas y estas lecturas.
Los dos cabos de la cuerda cortada recuerdan su nudo.
Corre el agua, mas no es la misma agua.
La espuma ya no es blanca
y perdieron su filo las cuchillas.
Una línea sin fin cruza la frente, las mejillas y los labios.
Lo que está por venir luce como sangre
en una gota que brota del corte y se vuelve estrella
luminosa, símbolo o emblema
de toda escritura hermética y eterna.


Salvador Alís.






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