martes, 23 de abril de 2019

BANDERA NEGRA / OTRO DEBATE A CUATRO

BANDERA NEGRA / OTRO DEBATE A CUATRO



"Se puede obtener la notoriedad momentánea con poca fatiga, con una extravagancia cualquiera, idiota o ingeniosa, pero no es eso lo que busco..."

Giovanni Papini. 


En una noche desapacible se reúnen cuatro personajes: el actor, el cínico, el escéptico y el escritor. El tema de conversación elegido son las banderas. 

-El escéptico: Vaya por delante que no me gustan las banderas, de ningún tipo y en ningún lugar, porque todas son pueriles. 

-El actor: Una bandera es un disfraz que puede usar quien se la crea, un uniforme que iguala los aspectos, una máscara que protege singularidades débiles que tras ella creen formar parte de una totalidad. 

-El escritor: Mi primera bandera fue de papel, la española. A través de una varilla de madera pegada, la bandera se prolongaba hasta la mano que, a su vez, se cerraba en un pequeño puño, sujetando con fuerza la bandera que el brazo agitaba; y la bandera se multiplicaba en otras, en filas y en columnas con sus franjas rojas y amarillas, con el sol y con la sangre. 

-El cínico: Una bandera es un estado, una ideología, una fe, un gobierno. Una bandera es un ejército. 

-El actor: Los telones que suben y bajan en el escenario son banderas que abren y cierran el espectáculo. 

-El escéptico: En las campañas electorales las banderas sirven para tapar los programas, ocultar las verdaderas intenciones y agitar a las masas. 

-El escritor: Jamás he tenido el sentimiento de masa, no soy igual que la mayoría, siempre fuera de grupo y de conjunto. La verdadera escritura acontece cuando el escritor escribe desde el exterior de esos círculos. 

-El actor: Las banderas más simples son el pañuelo, la corbata con su aguja, la servilleta de papel y la de seda bordada, el mantel sobre el que se disponen cestas con frutas y planos a escala de los campos de batalla, la sábana donde se nace (se duerme, se sueña, se copula y se muere), la cortina que oculta al director de la obra y la cortina que pondrá punto final. 

-El cínico: La moneda falsa puede ser idéntica a sí misma y puede tener dos caras. La falsa bandera tiene una sola cara, un solo propósito. 

-El escritor: El origen de las banderas es confuso. Y en la actualidad, sin embargo, las banderas más grandes se exhiben en los estadios. La competencia por el tamaño es una apuesta contra la inteligencia. "Los colores que nos representan" -dicen algunos. Los menos no hablan de colores porque saben que la realidad aparece, cuando aparece, en blanco y negro. Una fotografía así mostrada no tiene colores, no es una bandera. 

-El cínico: Construiré en un desierto una pirámide semejante a la de Keops. Y sobre su cúspide ordenaré que icen una bandera que hable a las generaciones futuras de la esclavitud y el poder. 

-El actor: En el penúltimo acto del guión de esta obra se contempla la oportunidad de hacer un fuego en la escena. Los actores, en lugar de hablar, escriben sus monólogos en hojas de papel que luego alimentarán la hoguera. 

-El escéptico: Las banderas jalean al rey y el general, al papa de todas las iglesias y al líder revolucionario. Bajo la sombra de una bandera encuentran cobijo los exaltados y los cobardes. 

-El escritor: Las banderas básicas son negras y blancas, signos de interrogación, olas de un mar que se acercan enfurecidas a la orilla y después se tranquilizan en la playa. 

-El escéptico: Todo poder y todo dios tienen su bandera. Ante dioses y poderes, la muerte tiene la suya. 

-El cínico: A cada cual su bandera; unos la besan, otros la desgarran, otros la queman, otros la escupen. 

-El escéptico: Me ofrecieron una bandera que olía a sudor y a pólvora. Las ratas se habían comido mi chaqueta; la corbata no, puesto que nunca la tuve. 

-El escritor: Banderas de la infancia y del recuerdo. Ni el niño ni el anciano reconocen sus banderas. 

-El cínico: Cualquier bandera puede ondear a ras del suelo, puede ser una alfombra, puede volar, puede ser pisoteada. 

-El escéptico: Banderas e ideas son incompatibles. 

-El escritor: Sobre toda bandera se puede escribir, porque toda bandera es un papel en blanco. 

-El escéptico: Los que son incapaces de asumir y desarrollar su individualidad se envuelven en banderas. 

-El actor: Algunos actores se envuelven en banderas y quieren involucrar al público en la representación, le piden al espectador que formule una pregunta relacionada con las banderas. Y entonces uno pregunta qué significa la bandera negra; otro, por qué no existe la bandera transparente; otro quiere saber cuál fue la primera bandera, quién la imaginó. Pero los actores permanecen en silencio. 

-El cínico: Un traje es una bandera, una marca es una bandera, un perfume es una bandera. Todo lo que iguala, lo que desdibuja las diferencias, lo que aúna voluntades es una bandera. Ningún grupo animal ha desarrollado la necesidad de la bandera. 

-El escritor: El ser humano lucha con todas sus fuerzas contra la soledad, y se opone con todas sus fuerzas a la libertad. Para ser realmente libres, aun en compañía de otros, debemos ante todo asumir nuestra unicidad, aquella convicción de carácter que niega las banderas. 

-El actor: La unidad que propugnan las banderas es un llamamiento general a la movilización de los necios que han desistido de ser protagonistas de sus vidas. Un actor no es una bandera. 

En una noche más apacible, y para los subyugados por las banderas, recomiendo el título que he comprado esta tarde en una feria del libro viejo y de ocasión. De Giovanni Papini, Gog. Editorial Apolo. 1934. Traducción de Mario Vedaguer. 13ª edición.


Salvador Alís. 






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