martes, 6 de mayo de 2014

FINAL

FINAL


     Sólo quedan tres páginas en el cuaderno amarillo. Así que estas anotaciones serán las últimas

     En realidad, nada se acaba: se abre otro cuaderno de otro color, se pinta otro autorretrato, se duerme uno y se despierta a otro sueño, se contemplan toda la noche trenes vacíos que no se detienen en la estación

     Nube te pide que le abras la ventana y, al mismo tiempo, te recuerda quien eres

     Tu voz propia diluida en tantos oídos que no oyen. El ruido de fondo

     La moderación de los que no hablan

     La severidad de los ciegos

     Todos ellos se quedan atrás. El mundo como espéctaculo se queda atrás

     De vez en cuando pasas en un tren frente a una estación donde te ves contemplarte a ti mismo en el tren que pasa y no se detiene. Tú le ves parado en el andén pero él no te ve asomado a la ventanilla. El paisaje es negro y también pasa a toda velocidad

     Sólo quedan tres páginas. Una fotografía. Una canción. El ruido de fondo

     El mar que duplica en su agua oscura a la media Luna envuelta en su niebla

     Las gatas dobles, la única

     Te preguntas si no serán intencionados los juegos y una simple estrategia las aparentes vacilaciones

     Decidir en cada momento

     Sombra te contempla junto al plato del agua. El reflejo de la luz en el plato de aluminio

     Lunas llenas en los bordes de los vasos y las copas. El reflejo de la luz en la tapadera de aluminio

     En la calle se oyen gritos, pero no es posible saber si son fruto de la violencia, de la euforia o del placer

     Trenes vacíos que se alejan y otros que los siguen

     En esos trenes: la violencia, la euforia y el placer

     Alrededor del que espera ver pasar los trenes, he demolido piedra a piedra la estación. Sólo quedan paralelas en el suelo. Pero dejaré que tú lo cuentes como si la hubiese demolido yo

     Algo que se piensa humano habla consigo mismo, y se duplica y le habla al otro, que a su vez se duplica y habla... Los espectadores sordos y los actores mudos y los encargados de los focos ciegos

     El responsable de la partitura manco, el acomodador cojo, el portero enano

     Algo que se piensa humano y no repara en sus defectos

     Botellas en los trenes del campo a la ciudad. Botellas en mensajes en el fondo del mar

     Una luna rota formada por cientos de botellas agrupadas en una esfera

     La historia de tu vida y de mi vida en el penacho de humo del tren que se sumerje en la boca del túnel que no tiene final


Salvador Alís.

     




2 comentarios:

  1. El final es el comienzo. Lo he leído en los dos sentidos y de las dos maneras me encanta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias. Ya es un aliento que alguien te lea; imagina si, además, te dice que le gusta.

      Eliminar