miércoles, 27 de noviembre de 2013

BUDA EN MADEIRA


Fotografía de Salvador Alís. Jardín Tropical. Monte. Madeira. 12-XI-2013.


La reflexión es el camino hacia la inmortalidad; la falta de reflexión, el camino hacia la muerte.

El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
 
Tu deber es descubrir tu mundo y después entrégate con todo tu corazón.
 
La falsa imaginación te enseña que cosas tales como la luz y la sombra, lo largo y lo alto, lo blanco y lo negro son diferentes y tienen que ser discriminadas; pero ellas no son independientes unas de la otras; ellas son aspectos diferentes de la misma cosa, ellas son conceptos de relación, no de realidad.

No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.

Cuida el exterior tanto como el interior; porque todo es uno.

La vida es el viaje; la muerte, el retorno a la tierra.

Todos los conceptos tales como causalidad, secuencia, átomos y elementos primarios, son todos creaciones de la imaginación y manifestaciones de la mente.

Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora.

Todos los caminos de bondad conducen a la iluminación y al despertar.

La verdad en sí misma solo puede ser alcanzada dentro de uno mediante la más profunda meditación y conciencia.

Hay dos cosas, oh discípulo, que conviene evitar: Una vida de placeres; eso es bajo y vano. Una vida de mortificaciones; eso es inútil y vano.
 
Nuestras buenas y malas acciones nos siguen casi como una sombra.

La mente universal es como un gran océano, con su superficie ondulada y alterada, por las olas pero en su profundidad permanece inamovible.
 
El silencio tiene su lenguaje: sabe hacerse entender.

¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo.

Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.

Si hay solamente espacio, sin soles o planetas en él, entonces el espacio pierde su esencia.

El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.
 
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.

El mundo exterior es únicamente una manifestación de la mente en si misma. la mente lo capta como un mundo exterior simplemente por su costumbre de seleccionar y de razonar falsamente. 

Uno mismo hace el mal, uno mismo lo sufre; uno mismo se aparta del mal, uno mismo se purifica. Pureza e impureza son cosas de uno mismo, nadie puede purificar a otro. 
 
Como una sólida roca no se mueve con el viento, así el sabio permanece imperturbado ante la calumnia y el halago.

En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor. 
 
Como el viajero que al volver de un largo viaje, es recibido por su familia y amigos, del mismo modo las buenas obras hechas en esta vida, nos recibirán en la otra, con la alegría de dos amigos que se vuelven a encontrar. 
 
El perfume de las flores no va contra el viento. Ni el del sándalo ni el de la rosa o el jazmín. Sin embargo, el perfume del hombre virtuoso se extiende por todas partes y en todas direcciones. 
 
La meta principal es la autorrealización intima del Ser, no debe descuidarse por las metas secundarias, y el mejor servicio que puede hacerse a los demás es la liberación de uno mismo.

La mayoría de los seres humanos son como hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan en el suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas; siguen su camino fijo, ningún viento los alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta.

Es fácil ver las faltas de los demás, pero ¡qué difícil es ver las nuestras propias! Exhibimos las faltas de los demás como el viento esparce la paja, mientras ocultamos las nuestras como el jugador tramposo esconde sus dados. 
 
El hombre que tiene miedo, busca refugio en los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allí donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos lo acompañarán. 
 
Al igual que la leche fresca no se vuelve agria de golpe, tampoco los frutos de las malas acciones llegan de repente. Su malicia permanece escondida, como el fuego entre las brasas. 
 
Tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos. Ni tu padre, ni tu madre, ni tu amigo más querido, te pueden ayudar tanto como tu propia mente disciplinada. 
 
El que hace acequias controla el agua, el que fabrica flechas las hace derechas, el carpintero domina la madera y el sabio domina su mente.
 
Disfruta vigilando, cuida tu propia mente, sácate a ti mismo del camino de la miseria, como se hace con el elefante que se ha metido en el barro. 
 
Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar.
 
No trates de cambiar tu deber por el de otro, ni descuides tu trabajo por hacer el de otro. No importa lo noble que éste pueda ser. Estás aquí para descubrir tu propio camino y entregarte a él en cuerpo y alma.
 
El verdadero buscador no se identifica ni con el nombre ni con la forma, no se lamenta por lo que no tiene ni por lo que pudo haber sido.

Todo existe por convención pero en realidad solo hay átomos y espacio.

¿Para qué hacer cosas de las que luego tendrás que arrepentirte? No es necesario vivir con tantas lágrimas. Haz sólo lo que esté bien, aquello de lo que no tengas que arrepentirte, aquello cuyos dulces frutos recogerás con alegría.
 
Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien, se recrea en el mal.
 
No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo.

Para vivir una vida desprendida, no debemos considerar nada como de nuestra propiedad.

Como la lluvia penetra en una casa con mal tejado, así el deseo penetra en el corazón mal entrenado.

El hombre que hace el mal sufre en este mundo y sufre en el otro. Sufre y se lamenta al ver todo el daño que ha hecho. Sin embargo, el hombre que hace el bien es feliz en este mundo y también lo es en el otro. En ambos mundos se regocija, viendo todo el bien que ha hecho.
 
Del mismo modo que se custodia un pueblo fronterizo, guárdate a ti mismo, por dentro y por fuera.
 
No dejes de vigilar ni un momento, si no quieres que la oscuridad te venza.

No ocupéis la mente con necedades y no malgastéis el tiempo en cosas vanas.

Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí.

La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo.

Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas.

Uno mismo es el amo de uno mismo.

Duda de todo.
 
Encuentra tu propia luz.

La vigilancia y la lucidez son los senderos de la inmortalidad.
 
Los que vigilan no mueren.
 
La negligencia es el sendero de la muerte.  
 
Lo que hoy somos descansa en lo que ayer pensamos, y nuestros actuales pensamientos forjan nuestra vida futura.
 
Más que mil palabras inútiles, vale una sola que otorgue paz.
 
No busques la amistad de quienes tienen el alma impura; no busques la compañía de hombres de alma perversa. Asóciate con quienes tienen el alma hermosa y buena.

Una mente irreflexiva es un pobre techo. La lluvia de la pasión inundará la casa. Pero al igual que la lluvia no puede atravesar un techo fuerte, tampoco las pasiones pueden penetrar en una mente ordenada.
 
No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia.


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