EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL SÍNDROME DE CASANDRA
"El
dios Apolo, despechado por ser rechazado por Casandra,
castigó a ésta con la capacidad de predecir el futuro pero que
nadie la creyese. Así los troyanos aceptaron el regalo del caballo
de los aqueos haciendo caso omiso de las advertencias de Casandra. Al
igual que Casandra, los investigadores que trabajamos en comprender y
anticipar los impactos del cambio climático hemos sido castigados,
esta vez por el dios del comercio y la codicia, Mercurio, con la
capacidad de anticipar el futuro pero no ser creídos.
El
31 de marzo de 2014 se daba a conocer el resumen de la nueva
evaluación en torno a las consecuencias del cambio global
del
IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático).
El informe del IPCC, basado en la evaluación de las evidencias
recogidas en un volumen de literatura científica que duplica a la
disponible como base para la evaluación
anterior,
concluye
que el cambio climático está ocurriendo ya, que tendrá efectos mas
devastadores de lo previsto en evaluaciones anteriores, afectando
sobre todos a los más pobres, y que generará conflictos
importantes. Las catástrofes y sus consecuencias son ya palpables
pues los fenómenos extremos han aumentado en frecuencia e intensidad
y sus efectos, que generarán impactos valorados en varios puntos del
PIB global, pueden dar al traste con las perspectivas de reactivación
de las economías regionales y globales.
La
ciencia progresa a partir de establecer una serie de hipótesis para
explicar observaciones, que, una vez confirmadas, se convierten en
teorías que permiten formular predicciones. Cuando estas
predicciones no se cumplen, las teorías se debilitan, siendo
necesario buscar nuevas hipótesis que permitan proponer teorías que
formulen predicciones veraces. Sin embargo, cuando las predicciones
se cumplen las teorías salen reforzadas y las predicciones
siguientes ganan en fiabilidad. La capacidad de predecir los cambios
futuros derivados de las emisiones acumuladas de gases de efecto
invernadero no se debe a un don del dios Apolo, sino al trabajo
durante décadas de miles de científicos que han asentado la ciencia
del cambio climático como una ciencia basada en teorías y
fundamentos sólidos capaces de formular predicciones fiables. Sin
embargo, aunque la base para nuestras predicciones sea mucho mas
robusta que la de Casandra, compartimos con ella la maldición de que
la sociedad no nos crea (y tampoco nos escuche).
El
futuro que pronostica el informe del IPCC no es ya preocupante sino
que, de no hacer nada, sería catastrófico. Cada vez queda menos
tiempo para poder frenar los impactos y poder controlarlos y
asimilarlos o adaptarnos a ellos. Si las sociedades, nacionales y
globales, no toman medidas contundentes sin mas dilación estaremos
abocados a un futuro de catástrofes naturales, hambrunas, flujos
migratorios incontrolables y conflictos. África, el continente que
más personas añadirá a la población global hasta alcanzar los
9.000 millones de habitantes en 35 años, es un continente aquejado
ya por el hambre, la pobreza y todo tipo de conflictos. Si ahora son
centenares los que intentan saltar las vallas de Ceuta, ¿qué
ocurrirá cuando sean millones? ¿qué pelotas de goma o concertinas
podrán detenerles? Cuando las tormentas de nieve paralizan
Norteamérica y temporales extremos destruyen nuestras defensas
costeras, impulsados por la ruptura del vórtice polar, cuando el
aumento del nivel del mar derivado del calentamiento del océano y la
fusión de las masas de hielo continentales aumentan la erosión de
nuestras costas y causa daños a las infraestructuras costeras,
cuando huracanes intensos siegan miles de vidas en Filipinas o anegan
la ciudad de Nueva York, los medios de comunicación acuden a los
científicos con sorpresa para preguntarnos si tenemos alguna
explicación. ¿Donde está la sorpresa en que los hechos que
nuestras teorías y modelos predicen se confirmen una vez sí y otra
también? ¿Tan débil es la memoria de los medios y de la sociedad
que los consume?
Frenar
o destruir los avances en la implantación de energías renovables,
como la solar o eólica, para seguir consumiendo combustibles
fósiles, invocando para ello la necesidad de fomentar el crecimiento
económico, es ignorar que el cambio global puede dar al traste con
la débil recuperación económica y causar una crisis económica
mundial de la que no saldremos en décadas. Subvencionar la
implantación de energías renovables es una necesidad absoluta pues
no serán los mercados quienes nos resuelvan el problema del cambio
climático con sus mecanismos basados en la codicia como único
motor. No se trata de una subvención, se trata del pago de un
seguro. Retirar las ayudas al desarrollo y no aliviar la pobreza
cuando más necesario es, incluso por puro egoísmo, no ayudar a los
mas débiles a sobreponerse a las dificultades y estar mejor
preparados para afrontar los desafíos futuros es de una miopía
exasperante. Los líderes mundiales no han dado un solo paso serio
aún para afrontar el problema del cambio climático que no por
ignorarlo será menos real.
El
lunes 31 de marzo de 2014 el IPCC anunciaba las principales
conclusiones sobre la actualización de la evaluación de los
impactos del cambio climático. El espacio dedicado en los medios de
comunicación a este informe ha sido una fracción mínima del
dedicado (a otros temas de
segunda fila).
Cuando
el cambio climático nos vuelva a golpear, cada vez con más furia y
más seguido, nos preguntaremos qué ha pasado y quizás entonces
alguien recuerde que Casandra ya nos previno."
Research
Professor, CSIC, at the Mediterranean Institute for Advanced Studies
(IMEDEA)
07
/ 06 / 2014
El artículo anterior me fue facilitado por (aquí se omite el nombre y el apellido), físico de vocación y persona altamente comprometida con la pedagogía y la búsqueda de soluciones para el problema enunciado (además de otras causas importantes en el devenir de nuestra historia).
Me he permitido la licencia de hacer algunos pequeños cambios en el texto para adaptarlo a mi blog y gusto personal; espero que el autor no me lo tenga en cuenta; en lo esencial he procurado respetar su mensaje.
Escuchar a los científicos no es una tarea superflua, más bien al contrario: algo imprescindible en nuestros días pues lo que está en juego (y sin duda amenazado) es el futuro de nuestro planeta, sus habitantes (humanos y no humanos) y las generaciones que deberán sucedernos.
El artículo anterior me fue facilitado por (aquí se omite el nombre y el apellido), físico de vocación y persona altamente comprometida con la pedagogía y la búsqueda de soluciones para el problema enunciado (además de otras causas importantes en el devenir de nuestra historia).
Me he permitido la licencia de hacer algunos pequeños cambios en el texto para adaptarlo a mi blog y gusto personal; espero que el autor no me lo tenga en cuenta; en lo esencial he procurado respetar su mensaje.
Escuchar a los científicos no es una tarea superflua, más bien al contrario: algo imprescindible en nuestros días pues lo que está en juego (y sin duda amenazado) es el futuro de nuestro planeta, sus habitantes (humanos y no humanos) y las generaciones que deberán sucedernos.
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