martes, 15 de abril de 2014

KARL MARX

KARL MARX

     Hace apenas una hora, mientras reposabas tu cabeza en un sillón de Ikea ( en una mano la copa, en otra un cigarrillo, en otra el mando a distancia ), se te aparece Karl Marx, de repente, en el comedor. Las gatas no muestran recelo

     Vestía una gabardina negra, abrochada hasta el cuello. Pero su larga cabellera y su barba blanca eran inconfundibles

     Lentamente fue abriendo uno a uno los botones de su gabardina

     Días de vino y (el dibujo de la muerte segando los racimos

     Fotografías cosidas sobre el forro interior de la gabardina

     El mando a distancia se apaga, el cigarillo se apaga. La copa se llena

     Gandhi junto a Hitler, Stalin a la izquierda, sobre Lenin junto a Mao, y a la derecha Búfalo Bill

     Lo que dice el que se quita la gabardina, ya completamente abierta, resuena en el comedor

     No hay que olvidar las frutas y verduras de temporada

     No hay que olvidar los productos locales. Los emblemas en la gabardina hablan por sí solos

     Una bailarina con los pies de hierro

     Las frutas y verduras maduran y se pudren

     Dice Marx que nada ha cambiado, que la productividad es solo una excusa, que nadie sabe dónde va

     La bailarina con los pies de hierro gira sobre sí misma

     Sobre el escenario tapizado con fotografías de héroes, hombres con traje gris y mujeres emplumadas

     Dice Marx que nos roban el tiempo con decisiones inútiles

     La gabardina sobre el suelo como un charco de agua al amanecer

     Dice Marx que la élite está estudiando cómo escapar del planeta

     Aquí se hace un silencio. La figura de Karl Marx desaparece

     Se enciende otro cigarrillo, se apura la copa y el mando a distancia es capturado por la pornografía

     Los colores dorados y naranjas del comedor

     No es habitual que Karl Marx se te aparezca en el comedor. La puerta cerrada y la puerta abierta

     Y no es previsible que hablen por ti

     Bajo la cúpula: él y ellos y yo

     Para olvidar al fantasma de otros tiempos, imaginas construir un gran cuadro de círculos concéntricos o espirales formadas con tapones de corcho cosidos sobre tela y sobre cuero o pegados sobre madera

     Hace apenas una hora, mientra reposabas tu cabeza en un sillón de Ikea

     El mando a distancia te traslada a otro escenario

     Allí combaten el fuego y el viento

     La tierra y el mar son pinturas en el último decorado. Abandonar el planeta no es complicado si te quedas en el planeta

     Pero ésta es una decisión inútil si te roba tiempo

     Para olvidar la aparición se tejen, entretejen y destejen hilos de lana

     Se cosen o se pegan tapones de corcho para dar forma al cuadro

     Días de vino (y un esqueleto con guadaña segando los racimos


Salvador Alís.

    

    

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