"El secreto está en la seguridad interior. Llovía con fuerza pero sin velocidad; gotas muy pesadas que estallaban con ruido al tocar las baldosas. Hay una forma de placer muy intenso que es difícil describir y que aparece sólo en la vejez; dejé pasar varios ómnibus que me servían, me servían todos en realidad, pero no quería interrumpir el placer. Es algo parecido a la lluvia, algo que cae y se dispersa."
"Lo que más me desespera de este proceso de decadencia física y mental es un elemento, tal vez compensatorio, que se infiltra insidiosamente en el espíritu y a uno lo hace colaborar alegremente con el enemigo; un sentimiento de placer, y de extrema placidez, que al mismo tiempo implica un supremo desinterés por lo que está ocurriendo, y por lo que le está ocurriendo a uno."
"Las gotas de lluvia rebotan contra el asfalto, se rompen contra el asfalto y se transforman en multitud de gotas minúsculas; es posible que, al volver a caer, vuelvan a rebotar y a fragmentarse. Pero al final todo es agua que corre, todo es pensamiento que fluye, todo es literatura que se escribe o palabras que se piensan, la Historia humana, las gotas de lluvia, todo se vuelve palabra consciente, o se pierde para siempre; aunque también se perderán las palabras. Y si todo este juego tiene al fin algún significado, eso no lo sabemos."
Mario Levrero, El alma de Gardel.
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