En el fondo, es una situación ideal.
Mi casa es también en realidad una cárcel gigantesca.
Eso me gusta mucho; en lo posible paredes desnudas. Es denuda y fría. Eso produce un efecto muy favorable en mi trabajo. Los libros, o lo que escribo, son como el lugar en que habito.
A veces me parece que los distintos capítulos de un libro son como las distintas habitaciones de esta casa. Las paredes viven... ¿no? Por eso... las páginas son como paredes, y eso basta. Sólo hay que mirarlas intensamente. Cuando se mira una pared blanca, se comprueba que no es blanca, que no está desnuda. Cuando se está largo tiempo solo, se adiestra uno en la soledad, se descubren cada vez más cosas allí donde para la gente normal no hay nada. Se descubren en la pared grietas, pequeñas fisuras, desigualdades, sabandijas. En las paredes hay un movimiento monstruoso.
Realmente, las paredes y las páginas de los libros se parecen por completo."
Thomas Bernhard, Tres días. 1970.
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