Estudió y trabajó en Inglaterra con el prestigioso Emil Otto Hoppé (quien, además de fotografiar a gentes anónimas de la calle y señalar la belleza de mujeres que no eran de raza blanca, retrató a muchos artistas e intelectuales, por ejemplo Arthur Conan Doyle o Albert Einstein).
Durante la 1ª Guerra Mundial, Hoffmann ejerció como fotógrafo militar de las tropas bávaras. Se afilió al DAP (más tarde NSDAP) en 1920, y conoció a Hitler en 1923. Se calcula que realizó unas 2000 fotografías al Führer, y muchas más a otros jefes y personalidades del Tercer Reich. Sus fotografías sirvieron pues a la propaganda nazi y al enaltecimiento o culto al lider. También fue el responsable de presentar a Eva Braun, que era una de sus empleadas, a Hitler.
Su amistad y relación con el Führer, hizo de él un hombre muy rico, pues cobraba derechos de autor por sus trabajos (que fueron ampliamente editados y reproducidos en libros, tarjetas postales y carteles). De poseer un pequeño estudio pasó a abrir importantes sucursales en Frankfurt, Berlín, París y Viena.
Al acabar la guerra se le condenó a cuatro años de cárcel por su colaboración con el Régimen Nazi.
Al parecer fue un apasionado y virtuoso de las cámaras Leica. La que se reproduce bajo estas líneas le perteneció y tiene grabado su nombre. En 1986, la empresa del fabricante Ernst Leitz acreditó su autenticidad al propietario de la cámara, un ciudadano francés, y aseguró haberla vendido a Hoffmann en 1935. Esa cámara fue el ojo que siguió a Hitler en muchos de sus mítines y acciones de guerra.
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