sábado, 10 de mayo de 2014
martes, 6 de mayo de 2014
FINAL
FINAL
Sólo quedan tres páginas en el cuaderno amarillo. Así que estas anotaciones serán las últimas
En realidad, nada se acaba: se abre otro cuaderno de otro color, se pinta otro autorretrato, se duerme uno y se despierta a otro sueño, se contemplan toda la noche trenes vacíos que no se detienen en la estación
Nube te pide que le abras la ventana y, al mismo tiempo, te recuerda quien eres
Tu voz propia diluida en tantos oídos que no oyen. El ruido de fondo
La moderación de los que no hablan
La severidad de los ciegos
Todos ellos se quedan atrás. El mundo como espéctaculo se queda atrás
De vez en cuando pasas en un tren frente a una estación donde te ves contemplarte a ti mismo en el tren que pasa y no se detiene. Tú le ves parado en el andén pero él no te ve asomado a la ventanilla. El paisaje es negro y también pasa a toda velocidad
Sólo quedan tres páginas. Una fotografía. Una canción. El ruido de fondo
El mar que duplica en su agua oscura a la media Luna envuelta en su niebla
Las gatas dobles, la única
Te preguntas si no serán intencionados los juegos y una simple estrategia las aparentes vacilaciones
Decidir en cada momento
Sombra te contempla junto al plato del agua. El reflejo de la luz en el plato de aluminio
Lunas llenas en los bordes de los vasos y las copas. El reflejo de la luz en la tapadera de aluminio
En la calle se oyen gritos, pero no es posible saber si son fruto de la violencia, de la euforia o del placer
Trenes vacíos que se alejan y otros que los siguen
En esos trenes: la violencia, la euforia y el placer
Alrededor del que espera ver pasar los trenes, he demolido piedra a piedra la estación. Sólo quedan paralelas en el suelo. Pero dejaré que tú lo cuentes como si la hubiese demolido yo
Algo que se piensa humano habla consigo mismo, y se duplica y le habla al otro, que a su vez se duplica y habla... Los espectadores sordos y los actores mudos y los encargados de los focos ciegos
El responsable de la partitura manco, el acomodador cojo, el portero enano
Algo que se piensa humano y no repara en sus defectos
Botellas en los trenes del campo a la ciudad. Botellas en mensajes en el fondo del mar
Una luna rota formada por cientos de botellas agrupadas en una esfera
La historia de tu vida y de mi vida en el penacho de humo del tren que se sumerje en la boca del túnel que no tiene final
Salvador Alís.
Sólo quedan tres páginas en el cuaderno amarillo. Así que estas anotaciones serán las últimas
En realidad, nada se acaba: se abre otro cuaderno de otro color, se pinta otro autorretrato, se duerme uno y se despierta a otro sueño, se contemplan toda la noche trenes vacíos que no se detienen en la estación
Nube te pide que le abras la ventana y, al mismo tiempo, te recuerda quien eres
Tu voz propia diluida en tantos oídos que no oyen. El ruido de fondo
La moderación de los que no hablan
La severidad de los ciegos
Todos ellos se quedan atrás. El mundo como espéctaculo se queda atrás
De vez en cuando pasas en un tren frente a una estación donde te ves contemplarte a ti mismo en el tren que pasa y no se detiene. Tú le ves parado en el andén pero él no te ve asomado a la ventanilla. El paisaje es negro y también pasa a toda velocidad
Sólo quedan tres páginas. Una fotografía. Una canción. El ruido de fondo
El mar que duplica en su agua oscura a la media Luna envuelta en su niebla
Las gatas dobles, la única
Te preguntas si no serán intencionados los juegos y una simple estrategia las aparentes vacilaciones
Decidir en cada momento
Sombra te contempla junto al plato del agua. El reflejo de la luz en el plato de aluminio
Lunas llenas en los bordes de los vasos y las copas. El reflejo de la luz en la tapadera de aluminio
En la calle se oyen gritos, pero no es posible saber si son fruto de la violencia, de la euforia o del placer
Trenes vacíos que se alejan y otros que los siguen
En esos trenes: la violencia, la euforia y el placer
Alrededor del que espera ver pasar los trenes, he demolido piedra a piedra la estación. Sólo quedan paralelas en el suelo. Pero dejaré que tú lo cuentes como si la hubiese demolido yo
Algo que se piensa humano habla consigo mismo, y se duplica y le habla al otro, que a su vez se duplica y habla... Los espectadores sordos y los actores mudos y los encargados de los focos ciegos
El responsable de la partitura manco, el acomodador cojo, el portero enano
Algo que se piensa humano y no repara en sus defectos
Botellas en los trenes del campo a la ciudad. Botellas en mensajes en el fondo del mar
Una luna rota formada por cientos de botellas agrupadas en una esfera
La historia de tu vida y de mi vida en el penacho de humo del tren que se sumerje en la boca del túnel que no tiene final
Salvador Alís.
domingo, 4 de mayo de 2014
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL TRABAJO
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL TRABAJO
Hay quienes trabajan de más a menos y quienes trabajan de menos a más. Algunos se mueren trabajando y otros en sus momentos de ocio. No hay una norma general
Los hay que trabajan como si trabajar fuera un juego. Las gatas trabajan con su tapón de corcho
Las horas al día jugando a dormir y a vivir. La vida en juego
Hay trabajos para uno mismo y hay trabajos para otros. No todos tienen el mismo valor. Los que trabajan con dinero lo saben bien
Hablar de dinero es una incorrección. Al fin y al cabo, el dinero es cosa de pobres. El poder habla otro lenguaje
Empresas productivas e improductivas comparten despachos
Rótulos ante las puertas indican que al otro lado se trabaja: el Director General tras una puerta, el Jefe de Personal tras otra, y así sucesivamente
También trabajan los Objetos Inanimados, los Elementos, la Naturaleza en su conjunto y el Sistema Solar en su conjunto y la Galaxia y el Universo
Trabajos que crean y trabajos que destruyen
Algunos hombres para talar un árbol. Leñadores a las órdenes de una mujer impaciente
Algunos hombres para forjar una anilla de acero
Hay quienes dejan de trabajar pero siguen jugando, quienes juegan hasta el final, quienes se mueren en horas libres. No hay una norma escrita
Son variadas las formas de trabajo: cazar a una mariposa, matar a una cucaracha, colocar piedras en una estantería, dibujar caricaturas, dar clases de filosofía, dejarse fotografiar, escribir mientras se fuma, fumar mientras se bebe, extraer un diamante de la tierra, construir una fortaleza, espiar las estrellas
Violencia extrema es a veces el trabajo
Un par de copas de Mirabelle D´Alsace de 45 % vol. Y menos de una hora para el sueño
Trabajar en sueños. Otra modalidad diferente. Trabajar con corazones, con su intercambio y su parálisis. Trabajar con dientes, con su deterioro
No hay sindicatos de virus, ni de bacterias, ni de microbios
Hay reinos de abejas y de hormigas
No hay reglas escritas
El silogismo es fácil: Todo es trabajo. El éxtasis, el suicidio y el sueño forman parte del Todo. Luego...
De tanto en tanto atacan la fortaleza ejércitos que pretenden que la fortaleza trabaje para ellos
Trabajo especulativo basado en armas inmateriales como el miedo y el deseo
Hablar de sentimientos no corresponde. Al fin y al cabo, hablar de sentimientos es cosa de fracasados
El liviano sentimiento de fracasar, como descender por una escalera de una cúspide que produjo vértigo. Guitarra de tres cuerdas
El colapso en el aeropuerto por exceso de trabajo. Las gatas trabajan con su tapón de corcho
En esencia, éste es el secreto
Hacer un sofá para la terraza o hacer una pirámide
Decir "ya basta" o "se acabó" es trabajo similar a motar una bicicleta por carreteras secundarias, subir y bajar las cuestas ignorando una lesión cardiaca
El odio y sus trabajos, el abandono, la superación y el sueño del amor que siempre fue ligero
Se avanza y retrocede, se suben cuatro o siete pisos a pie, se alcanzan terrazas valladas. Las montañas a lo lejos y el mar a lo lejos
Trabajan las orejas y los ojos para ver y escuchar. Trabajan las manos para escibir y dibujar
Se echa de menos una tijera
En esencia, éste es el secreto
No se trabaja para nadie. Eso es evidente. Pasó el tiempo y aparecieron los cometas
Centros poderosos desarrollando sus estelas
Una línea une gritos disonantes. Las gatas duermen (y trabajan mientras duermen) sobre telas amarillas
Los trabajos y los días se suceden. Poco antes de morir, sin dejar de trabajar, el padre se deja fotografiar por el hijo. La madre (incluida en la fotografía) murió veinte años más tarde
Todo es trabajo
Morir y fotografiar la muerte. Vivir y fotografiar la vida
La mujer cuya impaciencia ha colapsado sentada en un banco del jardín. Sentarse junto a ella y dibujar un árbol
Esa mujer dibujará su locura. Trabajar es lo que importa
Buscar hielos en la nevera, sevirse otra copa
Salvador Alís.
Hay quienes trabajan de más a menos y quienes trabajan de menos a más. Algunos se mueren trabajando y otros en sus momentos de ocio. No hay una norma general
Los hay que trabajan como si trabajar fuera un juego. Las gatas trabajan con su tapón de corcho
Las horas al día jugando a dormir y a vivir. La vida en juego
Hay trabajos para uno mismo y hay trabajos para otros. No todos tienen el mismo valor. Los que trabajan con dinero lo saben bien
Hablar de dinero es una incorrección. Al fin y al cabo, el dinero es cosa de pobres. El poder habla otro lenguaje
Empresas productivas e improductivas comparten despachos
Rótulos ante las puertas indican que al otro lado se trabaja: el Director General tras una puerta, el Jefe de Personal tras otra, y así sucesivamente
También trabajan los Objetos Inanimados, los Elementos, la Naturaleza en su conjunto y el Sistema Solar en su conjunto y la Galaxia y el Universo
Trabajos que crean y trabajos que destruyen
Algunos hombres para talar un árbol. Leñadores a las órdenes de una mujer impaciente
Algunos hombres para forjar una anilla de acero
Hay quienes dejan de trabajar pero siguen jugando, quienes juegan hasta el final, quienes se mueren en horas libres. No hay una norma escrita
Son variadas las formas de trabajo: cazar a una mariposa, matar a una cucaracha, colocar piedras en una estantería, dibujar caricaturas, dar clases de filosofía, dejarse fotografiar, escribir mientras se fuma, fumar mientras se bebe, extraer un diamante de la tierra, construir una fortaleza, espiar las estrellas
Violencia extrema es a veces el trabajo
Un par de copas de Mirabelle D´Alsace de 45 % vol. Y menos de una hora para el sueño
Trabajar en sueños. Otra modalidad diferente. Trabajar con corazones, con su intercambio y su parálisis. Trabajar con dientes, con su deterioro
No hay sindicatos de virus, ni de bacterias, ni de microbios
Hay reinos de abejas y de hormigas
No hay reglas escritas
El silogismo es fácil: Todo es trabajo. El éxtasis, el suicidio y el sueño forman parte del Todo. Luego...
De tanto en tanto atacan la fortaleza ejércitos que pretenden que la fortaleza trabaje para ellos
Trabajo especulativo basado en armas inmateriales como el miedo y el deseo
Hablar de sentimientos no corresponde. Al fin y al cabo, hablar de sentimientos es cosa de fracasados
El liviano sentimiento de fracasar, como descender por una escalera de una cúspide que produjo vértigo. Guitarra de tres cuerdas
El colapso en el aeropuerto por exceso de trabajo. Las gatas trabajan con su tapón de corcho
En esencia, éste es el secreto
Hacer un sofá para la terraza o hacer una pirámide
Decir "ya basta" o "se acabó" es trabajo similar a motar una bicicleta por carreteras secundarias, subir y bajar las cuestas ignorando una lesión cardiaca
El odio y sus trabajos, el abandono, la superación y el sueño del amor que siempre fue ligero
Se avanza y retrocede, se suben cuatro o siete pisos a pie, se alcanzan terrazas valladas. Las montañas a lo lejos y el mar a lo lejos
Trabajan las orejas y los ojos para ver y escuchar. Trabajan las manos para escibir y dibujar
Se echa de menos una tijera
En esencia, éste es el secreto
No se trabaja para nadie. Eso es evidente. Pasó el tiempo y aparecieron los cometas
Centros poderosos desarrollando sus estelas
Una línea une gritos disonantes. Las gatas duermen (y trabajan mientras duermen) sobre telas amarillas
Los trabajos y los días se suceden. Poco antes de morir, sin dejar de trabajar, el padre se deja fotografiar por el hijo. La madre (incluida en la fotografía) murió veinte años más tarde
Todo es trabajo
Morir y fotografiar la muerte. Vivir y fotografiar la vida
La mujer cuya impaciencia ha colapsado sentada en un banco del jardín. Sentarse junto a ella y dibujar un árbol
Esa mujer dibujará su locura. Trabajar es lo que importa
Buscar hielos en la nevera, sevirse otra copa
Salvador Alís.
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