miércoles, 9 de octubre de 2013

FINAL

Mi corazón dirá "no puedo más" un día,
y se detendrá en plena calle, a pleno sol,
ante no importa qué miradas,
se detendrá y dirá: ya es suficiente,
con eso basta.

Pero no basta, no es suficiente.
Nunca he visto a mi corazón en plena calle
reclamando luz y más luz,
mientras giran en la sombra la demandas.

Mi corazón, lo conozco bien, no atiende a razones.

Mi corazón no es todo lo que es,
mi corazón es nada.

Espero no decir "no puedo más" un día,
y no detenerme en plena calle, a pleno sol,
ante no importa qué miradas.

Que sean mi inspiración y mi final
las últimas páginas de Sándor Márai,
con eso basta.

Salvador Alís




INCOMPRENSIÓN

   

 ¿LE GUSTA SER MALVADO?

     No comprendo lo que sucedió antes de ayer. A las 7 de la tarde tomaba una copa de vino blanco con mi amigo D. C. en la terraza del bar Cuba y, de repente, mis sentidos se oscurecieron. Instantes después, yo compraba en Babel "¿Le gusta ser malvado?" y descendía una escalera imposible hasta un lugar del vino donde la botella más cara no superaba los 50 euros. La bolsa de papel con el dibujo de un globo aerostático quedó manchada. Me opuse con todas mis fuerzas a que la noche acabara. Y terminé escuchando canciones de Eminen y de Charles Trenet. Soñé con copas de cristal que por sí solas se rompían, con escalones diminutos y vertiginosos que descendían desde grandes alturas.
     Dormí y desperté. Tomé café en un local regentado por chinos. Cruasanes en miniatura y un periódico que parecía más extraño que de costumbre. Noticias absurdas y sin importancia a fuerza de repetitivas. Al final busqué de nuevo la cama, y pasé la tarde leyendo la entrevista o conversación que mantienen Peter Hamm y Thomas Bernhard en una noche de 1977 en Ohlsdorf. Esta conversación no quería Bernhard que fuera publicada, y así se lo hizo saber por carta a su interlocutor. Pero ahora Hamm traiciona a Bernhard y, de esta forma, consigo yo una lectura "trastornada".
     La última pregunta de Hamm y la última respuesta de Bernhard:
- Me pregunto por qué habla usted conmigo...
- Creo que es una cuestión de estado de ánimo, hay muchas cosas que intervienen, creo. En primer lugar (...) un sentimentalismo, porque es usted y porque, de forma directa o indirecta, lo conozco desde hace casi veinte años. Y luego, porque me da exactamente igual lo que digo, ¿no? Tampoco lo controlo. No tiene ningún sentido. Más no puedo decir.
     (el subrayado es mío)
     La tarde entera leyendo "¿Le gusta ser malvado?" para concluir que me gusta y no me gusta. Que habrá una relectura. Un sueño sobre el sueño. Y que guardaré en el archivo de la desmemoria lo sucedido antes de ayer.
     Me acosté pronto, pues el día de hoy se presentía más denso y real. Y, sin embargo, ha sido ligero y decepcionante como una obra de teatro fracasada. El escenario, una gran sala rectangular con luces controladas con mando a distancia. Una mesa continua ocupando el perímetro de la sala. Los que presiden la mesa visten trajes azul oscuro y corbatas rojas. La falta de uniformidad es lo que debilita a los opositores. Sólo uno habla y lo que dice es banal. Pero se le toma en serio.
     Con algunas personas, en cierto modo, me pasa como con algunas canciones: no importa las veces que las escuche, no las entiendo. La diferencia es que escucho canciones por propia voluntad, porque algo que no es la comprensión directa me emociona y suscita en mí cierto estado de ánimo. Y a determinadas personas las soporto, mientras hablan, a mi pesar: ellas tratan de imponer sus voces y yo, que no hago el mínimo esfuerzo por entenderlas, estoy ya pensando en otra cosa.


Van Morrison - Rave On John Donne - Send In The Clowns

miércoles, 2 de octubre de 2013

JHON CAGE


¿PARA QUÉ LA LUZ DEL DÍA?

¿Para qué estas noches extendidas?
¿Para quién los amaneceres no vistos?
Entre hacer y no hacer, elijo el acto.
Entre decir y no decir, elijo la palabra.
Pero me gustaría tanto detenerme al fin,
y callar y no ver y no sentir
preocupación ni ambición ni cuidado.

¿Para qué esta falta de sueño?
¿Para quién estos sueños inventados?

Hay alguien ahí jugando con un águila muerta
y dejando huellas en el barro.

Hay alguien que sólo despierta
tras el círculo de su moneda.
Hay alguien pendiente sólo
de su tiempo acelerado sin paisaje.

Y ante el ruido y el conflicto,
¿qué puede la palabra?
Y ante la ausencia de verdadera música
y el bosque ardiendo, ¿qué puede el acto?

A primera hora de la mañana,
un gato siberiano malherido en una acera
detiene a los transeúntes y causa
inmovilidad y asombro.

¿Para qué la luz del día?

Salvador Alís







LA NOCHE DE LOS LÁPICES


"Hay que podar el árbol
para que el árbol dé mejores frutos."

(Palabras de un torturador a su víctima en La noche de los lápices, película argentina dirigida por Héctor Olivera y estrenada en 1986, que recrea el suceso real conocido por el mismo nombre: en septiembre de 1976, durante los primeros meses de la dictadura cívico-militar argentina, siete adolescentes de la ciudad de La Plata fueron secuestrados, torturados y asesinados por reclamar el boleto estudiantil, una reducción en el precio de los billetes de transporte para estudiantes.)


PHILIP GLASS