AGUA FRÍA QUE NO CALMA LA SED
Cree el pintor que al dar forma y color a sus demonios
algo o alguien encenderá una luz de alarma,
y un ángel blanco y puro cubrirá con sus alas
la osadía del gesto y el miedo oscuro.
No hay pintura sin música ni letra sin intención,
todo ensayado y todo previsto
hasta la perfección que contiene al menos un error.
Cree el que pinta que al pintar su mal espanta,
y sigue pintando a la espera del imposible desenlace:
el ángel aturdido (por esta música celestial
y esta palabra equivocada) no acude a la cita,
se ha perdido en su vuelo endemoniado.
Cree el pintor que su pinturas azules serán manantial.
Pero serán agua fría que no calma la sed.
Salvador Alís.
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