VIVIR EN EL ERROR
"Sólo por nuestras historias podemos saber que nuestras historias han llegado a su fin; de lo contrario viviríamos como si aún diéramos continuidad a algo (a nuestras historias, por ejemplo), es decir, viviríamos en el error."
Imre Kertész. Liquidación. Círculo de lectores. 2004. Pág.: 36.
domingo, 16 de septiembre de 2018
jueves, 13 de septiembre de 2018
TODO VA BIEN
TODO VA BIEN
En estos días estoy leyendo la líneas y las entrelíneas
de Liquidación de Imre Kertész.
Vida alcanza ya las cincuenta páginas.
Pongo aquí mis silencios y mis palabras en otra parte,
nada es lo que parece, la música sí.
Salvador Alís.
En estos días estoy leyendo la líneas y las entrelíneas
de Liquidación de Imre Kertész.
Vida alcanza ya las cincuenta páginas.
Pongo aquí mis silencios y mis palabras en otra parte,
nada es lo que parece, la música sí.
Salvador Alís.
miércoles, 5 de septiembre de 2018
OTRA RAZÓN PARA VIVIR
OTRA RAZÓN PARA VIVIR
Cuando era un niño subía muchas veces
hasta el tercer piso,
allí donde las vistas eran montañas y un castillo,
un campanario contemplado desde atrás
y cielos cambiantes.
Una o dos décadas después,
la mirada quiso encontrar la salida
en el complicado laberinto de su edad.
Pasados los años, dibujé el sueño infantil
y las pesadillas que siguieron.
Y ahora que sólo veo sombras alrededor de mí,
ahora me lamento sinceramente
por no haberle arrancado los ojos al águila,
las piedras a la montaña, el agua
al río y las estrellas a su noche.
De qué sirve este lamento no lo sé.
El laberinto sigue siendo lo que es, la montaña
está donde debe estar, y sigue siendo impenetrable
el castillo de la infancia.
El niño, el joven y el adulto
se equivocan cuando viven y aciertan cuando sueñan.
No hay otra vida posible. No hay
otra razón para vivir.
Salvador Alís.
Cuando era un niño subía muchas veces
hasta el tercer piso,
allí donde las vistas eran montañas y un castillo,
un campanario contemplado desde atrás
y cielos cambiantes.
Una o dos décadas después,
la mirada quiso encontrar la salida
en el complicado laberinto de su edad.
Pasados los años, dibujé el sueño infantil
y las pesadillas que siguieron.
Y ahora que sólo veo sombras alrededor de mí,
ahora me lamento sinceramente
por no haberle arrancado los ojos al águila,
las piedras a la montaña, el agua
al río y las estrellas a su noche.
De qué sirve este lamento no lo sé.
El laberinto sigue siendo lo que es, la montaña
está donde debe estar, y sigue siendo impenetrable
el castillo de la infancia.
El niño, el joven y el adulto
se equivocan cuando viven y aciertan cuando sueñan.
No hay otra vida posible. No hay
otra razón para vivir.
Salvador Alís.
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