lunes, 21 de diciembre de 2015

EL SUPLENTE

EL SUPLENTE

     Ahora que las elecciones ya pasaron, con toda su parafernalia y algarabía,
confesaré que fui elegido suplente segundo del presidente...
de una mesa electoral en mi barrio...

     Nunca imaginé que podría aspirar a tan alta distinción..., el título impresiona desde
el primer sustantivo...
A las ocho en punto de la mañana, con huellas de pintura en la cara...,
nada más y nada menos que el suplente del suplente... del presidente.
     Si me presentara sin dormir y fuera nombrado por incomparecencia
de los citados en primer término, ¿sabré custodiar las urnas...?
     ¿Me exigirán que esté disponible todo el día...? ¿Vendrá la policía hasta mi casa
si no hago acto de presencia...?
     Estas y otras preguntas, antes y después...

     Alguien asevera que no se puede hablar de las elecciones justo antes
de las elecciones..., pero ¿más tarde...? El viejo tren también se queja...,
pero se detiene no obstante en sus estaciones como reloj bien calibrado...,
no en vano lo conducen líneas paralelas...

     Decir que votar no sirve de nada es pintarse la cara como un mamarracho...;
decir que es un deber ciudadano...,
decir que nadie y que ninguno (masculino o femenino) nos representa...,
decir que hubo otros antes de ahora...,
grandes y pequeños estadistas
con sus respectivos peluqueros, amantes, escoltas  y asesinos...,
eso nadie lo niega...

     Suplente del suplente..., ni en mis mejores sueños...
Imaginemos un mundo que todo él fuera un mundo-río...,
un mundo donde, por ejemplo, dos colegialas vinieran a tu encuentro
por una amplia acera y una de ellas te diera los buenos días...
un mundo donde Frida Kalo y su pantera...

     Menos mal que no fui designado..., pues lo más seguro
es que hubiera sufrido un ataque de pánico y, luego de pasar por "urgencias",
y provisto del correspondiente certificado médico,
tendrían que haberme reemplazado por un suplente inexistente:
el suplente del suplente del suplente... del presidente.

     A veces, en la vida, no se puede esperar otra cosa...,
ser el suplente de alguien que ni siquiera se sabe si está cuerdo o loco...,
vivo o muerto..., o simplemente existe o no existe... Y la cosa se complica
cuando se piensa en uno mismo..., que también, a su vez,
puede no existir...

     La impotencia se impone en esos casos..., uno no puede tener certezas...,
se asumen riesgos..., y confiar en los demás exige un valor en entredicho...
No ayuda la camboyana virtual ni las japonesas falsas...
El mundo se reduce a un mapa de vías tendidas en paralelo...;
que esas vías se crucen o no en el infinito
dependerá del punto de vista, euclidiano o proyectivo...

     Alguien gobernará, el suplente de otro suplente que a su vez...
Se asoma uno a la noche y la noche siempre es la misma...,
los mismos tejados en los mismos lugares...; se sirve uno una copa de vino
y se sirve un trago de noche y un trago de vida...

Salvador Alís.

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