BANDERA DE UN PROBLEMA

BANDERA DE UN PROBLEMA

     La imperfección es el color de nuestra bandera, bandera negra agitada
por el posible viento real y las imposibles olas imbatibles de este mar
donde naufraga la veloz fragata y la gaviota mutante, y el sol de la mañana
y la luz del mediodía y la luz de la medianoche, y el golpe de timón
y la cuerda tensada, avanzando hacia el ocaso tras la luna llena, perdidos
y no resignados, resignados y no perdidos, en este juego donde el agua y el aire
bailan y se entrelazan como danzantes y destinos bajo sus máscaras.
    
     El idiota al mando de su barco oscuro prohibiendo los silbidos,
el idiota y el segundo del idiota y el jefe de los idiotas y el idiota supremo.
Giramos 180 grados para enfrentar su popa, apuntada así
por nuestro acrostolio, nuestro ángel exterminador y su mirada fija
en el horizonte donde las algas son estrellas y las calaveras fuegos fatuos,
y todo lo encendido se desplaza hasta sucumbir. Bandera de un problema
que pocos comprenden y asocian con su propia imperfección.

     En este mar finito y sin embargo inmenso, en esta previsible aventura,
el fásmido como mascarón de proa y, en la niebla, la aparición, el fantasma,
el experto en vulgares cripsis y exóticos camuflajes: bahía del insecto-palo,
y que nunca se acabe el ron y que el látigo descanse. Las balas de cañón:
pesadas esferas de hierro que conducen al abismo. Aquí se habla del honor
y se presenta el complejo problema de la muerte con sus facetas y vaivenes.
No atado sino identificado con el palo mayor, que sople el viento,

que canten las sirenas. Mi capitan se llama olvido y trascendencia.
Este verso suelto, esta bandera de un problema.

Salvador Alís.




MUTLU KAYA

MUTLU KAYA

     Ojos verdes como la hierba fresca y húmeda que el sol aún
no se atreve a doblegar. Cabellos en cascada sobre la espalda y el pecho,
espuma de la desnudez.
Del óvalo de tu cara
y de tus brillantes labios mejor no decir nada.

     Diecinueve años y una canción cantada. Y el llanto de la madre,
mientras Sibel Can abraza y, cuando se encienden las luces,
una bala desde la oscuridad,
una bala masculina y asesina, posesiva, intolerante, injusta y cobarde
como todas las balas.

     Triste y breve historia como tantas. Un disparo en la cabeza
y una cama de hospital.
Si no mueres, Mutlu Kaya, te escucharé de nuevo
en los confines de mi vida. Y si no escapas del sueño de tu sueño,
volverás a ser ojos verdes y cabellos en cascada.

     El llanto de la madre y su pañuelo anticipan la tragedia.
Una sola canción en la guitarra y, en la voz que canta,
la voz de todas ellas, las que por vivir asustan, las que por sentir y ser y decir
son cortadas con un tajo brutal
como la hierba por la guadaña.

     ¡Quién diría que por atreverte a cantar fueses a morir! Deseo
que esa bala pase de largo, que los asesinos del canto,
los que nada aportan desaparezcan.
Cheb Hasni vela tus sueños
y A. y N. y D. y S y otros muchos velan tus sueños.

     No lo dudes, vive. El que apretó el gatillo no es nadie, no es nada.
Pero en cada cuerda de la guitarra que acompaña a tu clara voz
en la mañana de la verde hierba,
una esfera de cristal o de inocente agua ilumina el mundo
con tu simple verdad y tu compleja belleza.

Salvador Alís.

    

     



DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMO

DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMO

     "mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables"
Czeslaw Milosz.

     A primera hora de la tarde, avanzando en paralelo al mar en dirección al aeropuerto,
ella sentada frente a todos y frente a mí, no consciente de que su corta falda blanca
se ha retirado más allá de los muslos y navega por encima de la curva de sus nalgas, 
y ahora, con un exacto cruce involuntario de sus piernas, revela un secreto, 
también una puerta blanca cerrada sin cerradura, un triángulo como vela henchida
por el viento, sujetando una maleta azul y una bolsa de mano de piel de avestruz, 
con ojos asombrados por el paisaje que a mí me sobrepasa, piedras amarillas y espuma
que estalla, y entre tanta gente, para mayor deslumbramiento, la doble de la doble blanca,
con sus gafas redondas y su reloj de oro, y en el mismo pasillo, la reluciente,
la negra de uno cincuenta con vientre de cocodrilo, y al fondo las caderas estrechas,
la camiseta naranja, las greñas rubias y los pechos abiertos y las grandes aureolas.
     Soy un adicto a los sueños y a la pornografía y sus secuelas, sin desdeñar a la muerte
que diseña el laberinto y se ocupa del atrezo. En estos días de reflexión ante el descarte,
me describo a mí mismo según me place y me parece. No soy yo, no soy yo quien
-en el último momento- habla por hablar y justifica lo injustificable. Czeslaw Milosz
dice: "No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo..." Y dice: "No es mi culpa
que así estemos constituidos: la mitad de contemplación desinteresada
y la mitad de apetito." ¿Y quién es este Milosz, y por qué habla en mi nombre?
     No se trata de nada que importe realmente. Cuando se conversa en grupo,
se suele conceder la razón o discutir lo dicho con unos y con otros según convenga.
     Eres tan bella, desconocida, pero me estás abriendo la puerta de un jardín nublado
donde yo soy el dios de la lluvia y mi doble, sin inmutarse, guarda silencio.

Salvador Alís.
     
    

MARIN SORESCU / DESDOBLAMIENTO

En la noche alguien pasea con mis ropas, las lleva puestas. Yo desnudo
observo en la mañana en mis zapatos barro.
¿Quién imita de tal modo mi forma de andar? Desde no hace mucho
ha comenzado a vestirse también con mis pensamientos.
Al despertar no los encuentro. ¿Dónde los habré dejado?
Y si por azar aparecieran más tarde, se ven usados, cansados,
con marcadas ojeras cercando sus ojos.
Claramente se muestra entonces que alguien se entretuvo pensando con ellos.
En la noche ¿quién sustituye mi alma por su alma?

Marin Sorescu, Desdoblamiento.

lunes, 18 de mayo de 2015

FERNANDO PESSOA


 

ANTES EL VUELO DEL AVE

Antes el vuelo del ave que pasa y no deja rastro,
que el paso del animal, que deja su huella en el suelo.
El ave pasa y desaparece, y así debe ser.
El animal, donde ya no está y por eso de nada sirve,
muestra que ya estuvo, lo que no sirve para nada.

El recuerdo es una traición a la naturaleza,
porque la naturaleza de ayer no es naturaleza.
Lo que fue no es nada, y recordar es no ver.

¡Pasa, ave, pasa, y enséñame a pasar!

Fernando Pessoa / Alberto Caeiro.

domingo, 17 de mayo de 2015

ENVIDIA DEL GATO

ENVIDIA DEL GATO

     Porque sus bigotes son finísimos rayos de luna, antenas donde vibra el mundo
con su noche y con su día.
     Porque en su armario todas las camisas y cazadoras son las mías.
     Porque no le teme a la muerte y no le teme a la vida.
   
     Envidio al gato que me mira, a sus ojos sin lentes,
a sus orejas que se alzan y que giran, a su cola en equilibrio y a las uñas que, sangrantes,
me recuerdan que tengo un corazón que sangra, dientes que sangran,
ojos que pierden vista y orejas que también se alzan y también giran.

     Inútil desasosiego, palabras y más palabras. Más mentiras.
     En esta noche inflamada, caótica e insomne, en esta noche del Libro de la Enfermedad,
siento envidia del gato que duerme sin almohada y del gato que vigila
su propio sueño y su poder.

     Siete vidas sin un bigote enmarañado, sin un dolor en el cuello,
sin perder un colmillo hasta el final. ¡Quién pudiera entrar en ese sueño y llegar,
sin hacer ruido, hasta el límite de su memoria y en secreto!

Salvador Alís.

     



     

CONTRADICCIÓN

XLIII - ANTES O VÒO DA AVE


Antes o vôo da ave, que passa e não deixa rasto,
Que a passagem do animal, que fica lembrada no chão.
A ave passa e esquece, e assim deve ser.
O animal, onde já não está e por isso de nada serve,
Mostra que já esteve, o que não serve para nada.
A recordação é uma traição à Natureza,
Porque a Natureza de ontem não é Natureza.
O que foi não é nada, e lembrar é não ver.
Passa, ave, passa, e ensina-me a passar!



Alberto Caeiro.

CINDY BLACKMAN

     Nacida el 18 de noviembre de 1959 en Yellow Springs, Ohio; y casada a finales de 2010 con Carlos Santana (dato fundamentalmente anecdótico que incluyo por cuestión personal), Cindy Blackman, tras una larga trayectoria como intérprete de jazz y rock, nos descubre que a los 53 años se puede tocar la batería como ella lo hace, con los labios pintados, conjugando el sudor y el ritmo.
     A todo volumen y, si la sorpresa infunde valor, indagar en el pasado y, después, en el futuro.



ADÁN SIN EVA

     ADÁN SIN EVA

     Hace algunos días se escaparon de su jaula una pareja de chimpancés, Adán y Eva,
recluidos en una especie de zoo o safari en Sa Coma, en la isla de Mallorca.
     Quien les puso nombre, acertó de pleno: Adán y Eva,
el primer hombre y la primera mujer, nuestros ancestros.
     A Eva la han matado de uno o varios disparos; todavía las noticias son confusas.

     El más oscuro de los funcionarios ha sido elevado a la categoría de jefe en el Castillo.
Por todo lo que se ve y se intuye, cada vez es más rara la esperanza.

     Dicen que quebraron un barrote de pulgada de diámetro, tan fuertes ellos, tan iracundos,
y que irrumpieron salvajemente en un barecito del complejo,
rompiendo cristales y aterrorizando a los adultos y, quizá -aunque no es seguro-, a los niños.
     Dicen que tenían unos treinta años, Adán y Eva. Al menos es seguro
que compartían celda.
     Adán apareció días después muerto en una alberca de la depuradora de Sa Coma,
flotando cabeza abajo.

     Cada vez es más rara la esperanza. El oscuro funcionario ha cambiado su pelo lacio
y engominado por un corte más alto y brillante, plateado en las sienes.
     Como gallo de pelea, parece que dobla su volumen hinchando las plumas.
   
     Se movilizaron decenas de especialistas y hombres armados, prioridad absoluta
para localizar y neutralizar al peligroso mono-agresivo de setenta kilos.
     El subdirector del zoo -pobrecito él- confiesa que hace tres noches que no duerme.
     La Guardia Civil no se ha enfrentado nunca a enemigo semejante.

     Que el más inútil de los funcionarios ocupe ahora con orgullo el ridículo despacho
de cuatro metros cuadrados, y haya planchado su única corbata y les dé betún
-como enano presumido- a sus zapatos; eso muestra que no es posible,
que no hay, que no puede haber esperanza.

     De repente la noticia crece y desplaza a otras noticias. Adán y Eva pertenecieron antes
al pionero empresario de coches de alquiler Hasso Schützendorf.
     Y cuentan las malas lenguas que cuando fueron transferidos al zoo, hace unos 15 años,
ya eran alcohólicos y viciosos fumadores.
     Un ex-cuidador dice que Adán era sensible y de buen carácter, pero Eva no;
Eva era una bruja de cuidado y malas pulgas.

     La prueba para el ascenso es siempre la misma, no importa el cuerpo policial,
el grupo terrorista, el partido político, la mafia, la banda o la empresa:
una beretta en la mano y pegarle un tiro al mono o a la mona de turno, sin piedad.
     No me digan pues que hay esperanza; se oyen disparos por todas partes.

     Les harán la autopsia a los trágicos chimpancés, amantes que intentaron la huida
-desde la jaula de barrotes de pulgada de diámetro y exhibicionismo remunerado-
a la búsqueda de su selva original y su esperanza.
     Adán erguido podía medir un metro sesenta centímetros, casi lo mismo
que un humano; algún problema en su columna vertebral lo impedía. Y claro,
no le gustaba el agua (que quizá asociaba a las mangueras, al golpe helado, a la presión),
no sabía nadar y pudo ahogarse, resbalar en el borde de la alberca y no poder salir.

     El fantoche que contrata a las víctimas y a los asesinos, el que reparte las funciones,
el que guarda la llave de la armería, ni siquiera sobre el torreón más bajo,
erguido en su minúsculo despacho interior sin ventanas ni horizonte -pobrecito jefe
de un Castillo que se vuelca y se derrumba-,
no llega ni llegará nunca a medir dos metros;
y morirá sin esperanza, sin haber intentado una sóla vez la huida,
sin hacerse valer,
envuelto en el infarto de su propio miedo.

     Es posible que Adán, sin Eva, se suicidara arrojándose a la alberca.
     El suicidio, recurso propia de nuestra especie, cada vez más es practicado por animales
"irracionales" que, con su muerte, plantean siempre una pregunta.
      Eva, una chimpancé de treinta años, fue abatida a tiros por alguien que se mezclaba
con miembros del Seprona, la Guardia Civil, mercenarios de la protección,
responsables oficiales de la naturaleza y sus anomalías.

     Adán -parece lo más seguro-, ex-alcohólico y ex-fumador empedernido,
no pudo soportar la muerte de Eva y se arrojó a la alberca de la depuradora de Sa Coma.
Esa podría ser la versión oficial.
   
     El nuevo jefe del Castillo se mueve todavía incómodo en su disfraz de pavo real,
pero le pone ganas y empeño y se ejercita -como debutante- ante el espejo.
     Le sienta tan bien el papel. Y lo demuestra con tanta satisfacción
con sus ojos negros sin brillo y sin esperanza.

     La pregunta es clara y directa: ¿por qué Adán y Eva intentaron escapar del paraíso?
     El oscuro jefe del oscuro Castillo firmará el informe.

Salvador Alís.

   
    

    


     

     

       





    

domingo, 3 de mayo de 2015

HENRY MILLER

     De Henry Miller ( Nueva York, 1891 - Los Ángeles, 1980) hay actualmente en mi biblioteca 40 libros. El primero que compré y leí, Trópico de Capricornio, tiene en su primera página mi nombre y la fecha 1 de marzo de 1976. Creo que de esos 40 no habré leído completos más de 5 ó 6, el mencionado y tal vez Sexus, Primavera negra, Días tranquilos en Clichy, Recordar para recordar y El coloso de Marussi... De los demás, sólo fragmentos. Mi última adquisición, debe hacer un año, fue Big Sur y las naranjas de Hieronymus Bosch, un ejemplar intonso de la edición de Losada de 1960, impreso en Buenos Aires. Como es natural, a estas alturas no voy a meterle cuchillo a los cuadernillos y, por tanto, jamás lo leeré. Por alguna razón que aún permanece oscura, Henry Miller ha sido un autor importante en mi vida, funcionando sus libros más como tótems o fetiches que como libros. Hoy, de manera casual, encontré la que parece ser su última entrevista, en su lecho de muerte, hablando en inglés y subtitulada en francés. Años de lecturas caprichosas y aleatorias no me han facilitado conocerle mejor.


MANTRA DE LA VIDA ETERNA

MANTRA DE LA VIDA ETERNA

     nO ESTÁ ESCRITO PERO VIVIRÉ CIEN AÑOS. eSCALARÉ
LAS PROFUNDIDADES DEL bAIKAL. iNFINITA TRISTEZA.
     y SI POR ACCIDENTE O AZAR CAYERA yO BAJO EL HIELO
Y LA NIEVE, EN sPITZBERG O EN LA iSLA DE LOS oSOS,
ESPERAD A QUE EL sOL SALGA DE NUEVO ANTES DE OLVIDARME.
     nO ESTÁ ESCRITO PERO VIVIRÉ CIEN AÑOS. bAJARÉ
A LAS CUMBRES DEL tOUBKAL. iNFINITA TRISTEZA.
     y SI POR AZAR O ACCIDENTE CAYERA yO EN EL DESIERTO,
SIN HABER ALCANZADO EL oASIS PROMETIDO, ESPERAD
A QUE LA nOCHE sOBERANA DESPLIEGUE SUS SOMBRAS.
     nO QUISIERA yO ESPERAR CIEN AÑOS. nO QUISIERA yO
ESPERAR CIEN AÑOS.


Salvador Alís.