CUALQUIER HOGUERA PRODUCE HUMO
A coincidir en semejanza se resisten algunas palabras, algunas voces,
también los cuerpos y los símbolos de esos cuerpos
se alejan y son perdidos en el incesante transcurrir,
y más tarde son halladas, escritas en otra lengua, al borde de la página
de la vida enmudecida, cuerpos y símbolos de esos cuerpos
desnudos y solos en la distancia.
Perdida la rima, el tono, el sobresalto. Perdida la música, el encanto
de yacer juntos esos cuerpos y que el tiempo se detenga.
Rara vez ella se presenta con su vestido oscuro, rara vez
con su vestido blanco. La recubre la exuberante naturaleza verde
y aparece embriagada por el vino.
En este bosque de palabras cualquier hoguera produce humo.
Las sombras de los pájaros que antes fueron pájaros
cantan en agitada confusión, extraviadas en el alto ramaje,
un lamento de voces y palabras que otro viento se lleva consigo
hasta el más allá donde anidan
los verdaderos cuerpos y las verdaderas alas.
Y sobrevolando el bosque, en un cielo encendido y esmeralda,
sin saber hacia dónde caer en picado,
la sombra del halcón traza,
en repetidos círculos, el desconcierto de su esperanza.
Salvador Alís.
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