martes, 9 de diciembre de 2014

ANNA AJMÁTOVA



     Después de escribir mi último poema, EL GALLO DE ASCLEPIO, sentí una gran satisfacción, felicidad por la obra lograda. Dormí poco esa noche, y desperté alterado; le dije a mi compañera que en la noche me había visitado la musa. Jamás antes usé tal expresión, y yo mismo quedé extrañado. Lo que pretendía decir es que el poema me fue dictado y que, aunque breve -o por el hecho de serlo-, quedó resuelto, redondo, perfecto a mi parecer, como suele decirse: sin falta y sin exceso.
     Pero hoy, pocos días más tarde, aparece casualmente ante mí Anna Ajmátova con otro poema titulado LA MUSA, y pone las cosas en su sitio.

<< Cuando aguardo su llegada por las noches,
pareciera que la vida pende de un hilo.
¿Qué son los honores, la juventud, la libertad,
ante la dulce huésped con su flauta en la mano?
Y entra, me mira fijamente
y me quita la manta.
Le digo
"¿fuiste tú quien dictó a Dante
las páginas del Infierno?"
Y responde: "Yo". >>

Anna Ajmátova (1889-1966).

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