Una versión que me gusta especialmente es la de Christina Aguilera, artista que -como me pasa con otras famosas made in usa- me interesa más bien poco, aunque este tema en su voz me parece muy digno de tener en cuenta. De nuevo recomiendo, para disfrutarlo de verdad, el máximo volúmen.
Y una rareza, también muy especial: la versión de William S. Burroughs, escritor estadounidense (1914 - 1997), homosexual, autodestructivo, fanático de las armas y adicto al alcohol, la heroína y otras drogas. Debido a su amistad con Kerouac y Ginsberg, se le incluyó en un principio en la Generación Beat y la Contracultura, pero con obras posteriores se alejó de estos movimientos. A pesar de su tendencia sexual, se casó y fue padre, aunque a su mujer la mató de un disparo en México, un día en que estando ambos borrachos quisieron reproducir la mítica escena de Guillermo Tell disparando una flecha a la manzana sobre la cabeza de su hijo. Crítico con la sociedad de su época y también renovador del lenguaje, creía que éste (con sus estrictas reglas gramaticales y sintácticas) era una especie de virus que había parasitado las mentes, sin que la humanidad infectada fuera consciente de ello. De ahí que su idea de revolución evolucionara desde lo social y lo político hasta lo mental, destruyendo el lenguaje convencional (desde el uso del collage literario hasta la violación de normas de escritura o, incluso, haciendo que sus personajes -humanos, extraterrestes o demonios- lucharan con intensidad a favor o en contra del virus). Algunas de sus obras son Yonqui, El almuerzo desnudo, Ciudades de la noche roja, Las últimas palabras de Dutch Schultz y El metro blanco (al menos las que yo he leído). A los 77 años (en 1990) se le ocurrió ponerse a cantar Falling in Love Again. Este es el resultado:
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