martes, 14 de enero de 2020

TODO ES MENTIRA

TODO ES MENTIRA


Menos esta canción, todo es mentira. El oro negro y el amarillo,
la cartera de cuero, el dron, el volcán y el terremoto.
Mentira que un avión estalle en pleno vuelo,
que los canguros no puedan saltar sobre las llamas.
Mentira que el plástico en el mar se configure en islas,
que en la Taberna del Rocío sirvan solomillos de cocodrilo.
Mentira que el mejor vino sea inaccesible.
Mentira que algunas niñas, aún no mujeres, se prostituyan por gusto.

A las 16:49 me asomo a la ventana de mi habitación.
Sobre este lienzo azul claro se diría que alguien ha posado
con calculada delicadeza un pincel de punta redonda,
y que ese pincel ha impregnado con pintura blanca,
dibujando un círculo imperfecto, más saturado
en la parte superior y más tenue en la inferior,
el escenario donde la luna, en esta hora de la tarde,
convive a su pesar, inevitablemente, con el sol.

Menos esta canción, todo es mentira. El arte emergente
y el sobresaliente, la literatura triunfadora,
la fiesta en París, el vodevil berlinés y los caballos mongoles.
Mentira que el banco guarde tu dinero,
que tu seguro pague tu muerte.
Mentira los viajes, los placeres, la compensación.
Mentira los poderes y las jerarquías, las dilaciones, las esperas.

Maravilla que esta esfera rocosa esté todavía presente,
en apariencia inmóvil, flotando sobre mi cabeza
en su altura dominante, en un ángulo aproximado de 30º.
Pero hay que creer que en realidad se mueve,
que orbita y viaja a mi alrededor,
que también da vueltas precisas sujeta al eje solar,
y que cumple otras leyes galácticas y universales.

Menos esta canción, todo es mentira. Los compromisos sociales,
los sueños, los errores, la sumisión de los perros,
la indiferencia de los gatos. Pero tu voz es verdadera,
diga lo que diga ahora o a destiempo, después del tornado
y del temblor. Lo admito, sí, tu voz es verdadera.

Si tal pincelada representara la ligereza que esta música ordena,
si tal esfera de peso inconmensurable obedeciera a un destino,
el suyo o el nuestro, preestablecido, ¿cómo pensar
que yo sea libre para decidir entre opciones vulgares:
si hago una siesta, si tomo una ducha, si salgo a la calle?

Menos esta música, todo es mentira.


Salvador Alís.



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