BALANCE / SEGUNDA PARTE
El viaje por la vida, por la realidad en el espacio y el tiempo, y más cuando ese viaje requiere una investigación, un análisis centrado en el alguna de sus etapas, puede hacerse de lo particular a lo general o de lo general a lo particular, tanto da..., como si nos desplazáramos del frigorífico al supermercado y del supermercado al frigorífico. Según nuestras preferencias, nuestro presupuesto y la capacidad de nuestro frigorífico (lo particular), haremos la compra en el supermercado (lo general). Según el abastecimiento del supermercado, cumpliremos nuestros deseos y nos alimentaremos.
Se puede ir del individuo a la sociedad (con sus leyes generales), o de la sociedad al individuo (con su propia ley e incluso sin leyes).
Lo general sería esto: En Malasia, algunos personajes públicos y significativos, quizá un miembro del gobierno, un abogado, un psicólogo, la propia policía o los jueces, están preocupados por la salud mental de los malayos. El motivo tiene que ver con la siguiente historia particular: Una adolescente de 16 años somete a consulta en Instagram si debe elegir entre la D -death- o la L -life-; es decir, si debe suicidarse o no. La opinión de sus seguidores cuenta. Esta noticia es copia de otra publicada por infobae, según la cual la adolescente saltó de un edificio cuando el 69 % de los encuestados respondió afirmativamente a la cuestión planteada.
Si la edad de la vida fuera una simple línea recta, partiendo de no se sabe dónde para llegar a un lugar que se ignora, esa línea podría curvarse o fragmentarse, ser espiral o cielo estrellado, sin dejar de ser línea.
En el caso que nos ocupa, mejor sustituir la línea por el triángulo: edad cronológica, biológica y mental. En muchos lugares del mundo, la edad mental vence en importancia a las otras edades. Hay aldeas de sabiduría y ciudades y países enteros infantilizados porque los ritos, la filosofía y la creación han sido sustituidos por el juego pasivo.
Tres jóvenes de unos 30 años, con el aspecto que yo tenía a su edad -cuando a mi edad yo estaba inmerso en el verdadero juego de la vida-, se cruzan conmigo en la noche, caminando en fila india por una acera gris. Hablan de tres dragones de un vídeo juego que, no siendo irreal (pues ellos lo ven y lo viven), tampoco es real, siendo por tanto el resultado de una estrategia mental. No debería ser necesario decir que las mentes se manipulan y que la edad mental puede ser acelerada, retrasada o contenida según convenga a cada momento.
Si definir mi edad cronológica es fácil, y algo más complicado definir mi edad biológica, dilucidar cuál sea mi edad mental es imposible. ¿Tengo todavía la mente de aquel niño menor de 5 años que prendió fuego a las cortinas de la habitación de sus padres, una tarde de verano, con un mechero de gasolina? ¿Tengo la mente decidida del novio que desafía a la novia regalando un paquete de Camel a un desconocido en el borde de una piscina? ¿La mente del exiliado en las islas, permanentemente huyendo por temor a su herencia? ¿La mente del pintor que ve colores donde otros ven sombras, el día frente a la noche? ¿La mente del lector que lee entre líneas, la del escritor que no somete a revisión sus palabras? ¿Acaso tendré yo una edad mental que no se corresponda con mi edad?
Siempre he sido un rebelde, dice el viejo recordando al niño que fue. Bastaba con que me dieran una orden para que yo la desobedeciera. Las frases hechas (de las que a veces se usa y se abusa por elección) son órdenes no escuchadas. Ni al niño, ni al joven, ni al adulto ni al viejo, les gustan las ideas preconcebidas. Una orden no es más que la repetición de un esquema ya existente, en modo alguno una creación, la posibilidad de algo nuevo, una puerta abierta.
Con órdenes y leyes se controla la edad mental. Y sobre todo con la información diseñada para viajar por el mundo a la velocidad de la luz. Las órdenes y las leyes se expresan mediante frases hechas.
Existe en Malasia (o pudiera existir) una preocupación motivada por el gesto de una adolescente que se ha suicidado tras someter a consulta tal decisión. De un tiempo a esta parte, y esto parece preocupar menos, se suicidan peces y pájaros, las abejas desaparecen y se multiplican las moscas. Entre las especies amenazadas se encuentran los felinos -el rey león, el tigre místico, el gato montés-, algunos cornudos ciervos y el rinoceronte, los elefantes que nunca acudieron al dentista, el oso cegado por la nieve y añorando el hielo que se funde, los gatos en Australia, manadas de monos que a nuestro pesar (con excepciones) ya saben hablar, desde luego expresar emociones, hacer cálculos y observar con interés todo lo que sucede a su alrededor. Preocupa menos que grupos de delfines aparezcan muertos en las playas.
Una especie en extinción debería aferrarse a la vida sin temor a los cazadores, los que usan el fuego y el veneno, haciendo lo que fuera necesario para vivir.
Cuando la edad mental importa, Malasia se preocupa; en otros países suceden otras cosas: uno libera la venta de armas para dejar la vida de cada uno en sus manos, otro se muere de hambre y de sed, otro adquiere submarinos usados, otro dice ser "el pueblo elegido", otro presenta el síndrome del caracol que se mueve con lentitud y se esconde en su caparazón o caracola.
Los medios de comunicación publican cuentos para niños. Dicen que con la colaboración de la guardia civil española se ha detenido en Francia a un histórico de la ETA, un peligroso terrorista, un asesino prófugo de la justicia desde hace muchos años. Se escondía en una cabaña en el bosque, y daba largas caminatas siempre portando su mochila de supervivencia. Hasta aquí lo particular. En realidad, el futuro gobierno de España es cuestionado por las acusaciones de colaboración con el terrorismo. Nada más conveniente entonces que esta detención. ¿De verdad nadie conocía el paradero del vasco? ¿Las casualidades existen o no existen? Cuando conviene se encuentra a cualquiera, se le convence o se le anula. Un individuo solo nada puede ante los confabulados.
De lo particular a lo general, del cuerpo a las almas. No soy como tú crees. Por no alcanzar mi edad mental, te resulta imposible manipularla. O la aceptas o la rechazas. Seguirá una tercera parte.
Salvador Alís.
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