EL VIAJE LENTO
Porque quiero ver mientras viva
una ola que llega y otra que nace, un árbol que pasa,
un sol que se entrega a su horizonte,
un día ya cumplido y una noche que se abre,
elijo el viaje lento.
Porque no espero ir y volver en un instante,
porque me importa el trayecto y su demora,
porque todo cuenta,
elijo el viaje lento.
Se dirá de mí que no tuve prisa,
que no temí perder el último tren, el último barco.
Ni la tierra ni el mar me olvidan,
ni tiene por qué olvidarme el cielo. Y por eso
elijo el viaje lento.
De no haber retorno posible, el destino es el viaje.
La meta final, tan lejana,
puede estar ante los ojos y no ser vista.
Uno se va de lo que ama
para mejor amar. Con la lluvia y el invierno
elijo el viaje lento.
Mi corazón me dice que viviré cien años.
Pero mi ángel de la guarda, envejecido en sus alas
de humo y de vino, me dice lo contrario.
Elijo el viaje lento.
Salvador Alís.
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