"Pero ya me voy alargando más de lo que a mi propósito conviene
y metiendo mi hoz en parva ajena..."
Juan de la Pezuela, Conde de Cheste y Capitán General.
20 de febrero de 1865.
( X )
Cheb Hasni cantaba, entre otros lugares y eventos, en las bodas. Le pegaron dos tiros, uno en el cuello y otro en la cabeza, el 24 de septiembre de 1994. Tenía 26 años.
( XI )
La nueva vecina (podría llamarse V.), en la terraza del 1º, da vueltas sin cesar a la una de la mañana del 1 de agosto de 2017. Aproximadamente un salto de 129 años seguido de otro de 23 años. Hace media hora que habla con alguien mediante móvil pero descalza; por lo demás, va vestida con un pieza inferior de biquini de colores difusos y una camiseta muy corta, blanca y sin mangas, que se abre a ambos lados hasta la cintura. Cada vez que te asomas a la ventana -según tu costumbre- aparece la intrusa en la noche. No quieres mirarla. Pero ¿qué hace ella aquí? Como tiene calor, se arremanga la camiseta. Nada más natural. Los muslos no son flacos; las rodillas, tampoco. El pelo rubio recogido en un moño esférico.
( XII )
En los discursos dados hubo lo que suele haber en esta clase de discursos, es decir: lectura, verdad, tartamudeo e improvisación. Los tres primeros se los llevó la calurosa noche como hojas secas. Cuando habló N. M. S. quise creer que hablaba un corazón. Sangre de vino tinto aún no domada por la barrica. Quiero creer que hablaba el verdadero amor, el que supera la barrera de los años y echa raíces. Cuando yo hablé reduje al mínimo lo que importa, puesto que lo que importa se da por sobre entendido. Me centré en los extraños, agradecí los viajes y las pruebas. Pero me faltó decirle a ella que ni en el mejor de mis sueños habría soñado con tenerla como hija, y lo asombrado que estaba de su capacidad de ser lo que su instinto le dictaba. Para decirle que la quiero como la quiero harían falta, por este orden: una música solemne, la fotografía de la cabeza de un gato enmarcada y bajo cristal, inocentes juegos en una playa al atardecer, un libro que sólo hablase de ella, una tiza infinita sobre una pizarra que acotara mi vida, y otras cosas ya dichas y por decir.
( XIII )
Hoy he comprado un ejemplar de La divina comedia de Dante, publicado por Aguilar en 1967. Salvo los tres primeros versos de El infierno, nada me era conocido ni familiar. Esos versos no hay que repetirlos pues son famosos a su pesar, pero me encantaría citar estos otros de El Purgatorio: "El amor que de sobra dél se cura, se llora sobre nos en tres esferas; mas porque así en tres modos se depura, lo callo, porque tú por ti lo inquirieras."
Salvador Alís.
( XIII )
Hoy he comprado un ejemplar de La divina comedia de Dante, publicado por Aguilar en 1967. Salvo los tres primeros versos de El infierno, nada me era conocido ni familiar. Esos versos no hay que repetirlos pues son famosos a su pesar, pero me encantaría citar estos otros de El Purgatorio: "El amor que de sobra dél se cura, se llora sobre nos en tres esferas; mas porque así en tres modos se depura, lo callo, porque tú por ti lo inquirieras."
Salvador Alís.
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